Si vis pacem, para bellum –si quieres paz, prepárate para la guerra– dice la conocida máxima latina. Es quizá la frase más acertada para resumir el contexto en el que se está produciendo un rearme europeo a la par que sus líderes conciencian a la población de que la amenaza de una guerra con Rusia es real. El conflicto en Ucrania cumple más de dos años sin visos de terminar pronto, por lo que los países vecinos y otros europeos han aumentado el gasto militar y la inversión en defensa.
Conversamos sobre el tema con Félix Arteaga, investigador principal del Real Instituto Elcano especializado en defensa y seguridad, además de Oficial retirado de la Escala Superior de las Fuerzas Armadas.
— Úrsula von der Leyen, Macron… Cada vez son más las voces y más frecuentes las advertencias de que la guerra con Rusia es una amenaza real, ¿nos estamos preparando para un posible conflicto?
Ya estamos en una situación de guerra; no es una guerra total, pero la Unión Europea está trasladando este mensaje porque estamos ayudando económica y militarmente a una parte del conflicto, y eso es una situación de riesgo. Tanto la UE, como la OTAN y muchos otros países se han puesto a prepararse por si llega la escalada, adecuando las estructuras de fuerza y la economía. Según la distancia a la frontera rusa, o el gobierno, o la cultura de proteger el país, hay algunos que dicen que no estamos en guerra; los hay que tienen la experiencia de estar bajo el régimen soviético, de la rusificación… Los que están más cerca sí que están siendo coherentes con estas afirmaciones invirtiendo más dinero en defensa. La preocupación de la Comisión es que, si se percibe desde el otro lado que no hay capacidad de respuesta, [Rusia] puede tener la tentación de iniciar las mismas aventuras que ya inició en Ucrania.
— ¿Cómo se relacionan la OTAN y la Unión Europea en cuestiones de defensa?
Tienen una relación complementaria. La OTAN está mejor preparada para movilizar las capacidades militares, enviar ayuda militar a Ucrania, desarrollar una respuesta en el frente oriental contra Rusia… Esa defensa colectiva se está gestionando desde la OTAN. Por eso, Finlandia y Suecia –aun estando en la UE– han entrado en la OTAN, porque es la que proporciona garantías de seguridad y de disuasión más importantes. La UE, dentro de las competencias que tenía la Comisión, ha hecho cosas poco imaginables hasta hace poco. Ha asignado dinero para comprar armas, munición y ayuda económica a Ucrania; misiones de adiestramiento para reforzar su ejército; ha hecho todo lo que ha podido en la solidaridad política, económica, diplomática y de asesoramiento. Pero no ha podido organizar mecanismos de control o coordinación de los temas de defensa. En lo económico, diplomático y de protección civil, la UE tiene ventaja, pero en lo militar la OTAN ofrece mayor garantía.
— ¿Están preparados los ejércitos europeos frente a la amenaza rusa? ¿Tienen suficientes efectivos o haría falta recurrir al servicio militar obligatorio como en otros países?
Lo que se está haciendo es reforzar el aspecto militar, cubriendo aquellas posiciones que, como no era necesario hasta ahora, no se cubrían. Para que las unidades estén operativas al máximo nivel hay que completar cuadros de mando, personal, personal de apoyo, medios técnicos, medios militares, etc. El poner a más unidades en modo operativo aumenta la demanda de recursos humanos y de recursos técnicos. Los equipos se pueden encontrar con dinero, pero en el ámbito del personal se necesita cubrir funciones militares que ahora son más tecnológicas, más sofisticadas que antes, por lo que el servicio militar –que reclutaba mano de obra no especializada– no resuelve esa necesidad.
El 2% del PIB es el suelo de gasto en defensa que establece la OTAN para sus miembros: “se acabará subiendo”.
¿Qué la resuelve? Contar con mayores reservas, es decir, con personas que han pasado por esa especialización, por unidades no sólo tecnológicas, también de comunicaciones, sistemas de control, inteligencia, sistemas de información; que sepan de movilidad, de logística. Se ha visto que hace falta más de ese personal, porque, si hay una escalada, es del que primero puedes tirar y eso te permite llenar los huecos que tengas. Se está volviendo hacia un sistema de reclutamiento más abierto, pero no al servicio militar. Sólo los países que no tenían un mínimo [de personal] son los que están pensando en algún tipo de servicio militar obligatorio, pero no como el de antes. En Dinamarca y Holanda, por ejemplo, se llama [a distintos grupos de personas] y, en función de su especialidad, se les ofrecen posibilidades de ejercer.
— ¿Se puede hablar de distintas “velocidades” por países en cuanto a la inversión en defensa?
Hay un compromiso dentro de la OTAN de llegar al 2% [del PIB en gasto militar]. Desde el año 2022, un gran número de países han pasado ese objetivo, pero quedan otros que aún no han llegado. Los que más habían “desinvertido” en equipos, en instalaciones, en personal y en inventario, ahora tienen que hacer un esfuerzo superior. Los países cuyo nivel de deuda no les permite hacer un gasto ordinario o aumentar los impuestos –como España– tienen un problema para llegar al 2%. Ese tipo de inversiones masivas solo las pueden hacer algunos países con una economía más desahogada, como Alemania. En cualquier caso, todos han aumentado el presupuesto en defensa para acercarse al 2%. En [la cumbre de la OTAN de] Madrid se dijo que ese era el suelo, no el techo. Seguramente se acabará subiendo.
— ¿Cómo afectará el tema de la defensa en las próximas elecciones europeas?
En el leit motiv de la defensa europea tenemos dos vectores. Uno es la situación de Ucrania. El apoyo [a la independencia de Ucrania] hasta ahora lo hemos compartido con EE.UU., pero hay que prepararse para que ese apoyo dependa en mayor medida de los europeos, no sólo en presupuesto, sino también en equipo. El segundo vector es que las inversiones en defensa y seguridad, desde el punto de vista de la UE, no tienen como finalidad solo producir equipos militares, sino también mantener la productividad de la base comercial [de cada país]. Porque las inversiones que suponen innovación, investigación y desarrollo permean y revitalizan el tejido industrial que tiene que competir, no sólo militarmente con Rusia, sino tecnológicamente con China y EE.UU.. Es muy difícil ahora mantener lo militar separado de lo civil, esa es la idea de la Comisión.
“El poder militar norteamericano es importante, da mucha capacidad y credibilidad para la disuasión”.
— Tal y como está avanzando la guerra ¿cuál es la intención de Rusia y cuál es el papel de Estados Unidos? ¿De dónde viene el conflicto?
Todo este conflicto viene de que las relaciones de Rusia con lo que llama el “Occidente colectivo” (OTAN, EE.UU., UE) se han complicado bastante desde la invasión de Crimea en 2014; y luego ha pasado lo de Ucrania, que ha aumentado la tensión. Por otro lado, la rivalidad con China ha hecho que el epicentro estratégico se haya desplazado de Europa hacia el Pacífico. Y eso obliga a todos los países a alinearse con esta rotación. Unos acompañarán a EE.UU., otros se distanciarán de ellos; hasta ahora sólo China, Rusia y Corea del Norte comparten esta opción. Pero hay una competición militar con Rusia y una competición geopolítica con China, y eso explica todos estos movimientos.
— ¿Podría la UE dejar de depender de EE.UU. en cuestión de defensa?
No a corto plazo. El poder militar norteamericano es importante, da mucha capacidad y credibilidad para la disuasión, por eso muchos países europeos tienen una presencia de bases americanas en su territorio; esa presencia proporciona un valor añadido. Si algún día ellos se retiraran o empezaran a disminuir su ayuda, Europa tendría que contrarrestar eso generando su propia capacidad de disuasión, adquirir los sistemas de armas, de mando, sistemas de control, y todos los sistemas sofisticados que hasta ahora EE. UU. nos proporciona: disuasión convencional, disuasión nuclear… A largo plazo, con mucha voluntad política y, sobre todo, en ausencia de EE.UU. y en presencia de riesgo inminente, sí que se podría.
— ¿Se arriesga la UE a tocar los pilares fundacionales de la posguerra que la vio nacer?
Tras la Segunda Guerra Mundial, en una situación de expansionismo soviético y de ocupación de Estados, cuando se iniciaba la guerra fría, la primera reacción de la organización que acabaría siendo la UE, antes de la solución de la economía, fue crear una organización de defensa, e incluso se planteó crear un ejército europeo. Aquello no funcionó porque la Asamblea Francesa no quiso crear la Comunidad Europea de Defensa. Pero eso significa que la UE es muy sensible a la situación exterior: se ha ocupado del terrorismo cuando ha recibido ataques; se ha ocupado de la defensa cuando se ha encontrado en una situación de confrontación militar o geopolítica. Por ejemplo, la defensa no ha tenido hueco en los presupuestos hasta esta década, y es por lo que ha pasado en Ucrania. No está en la vocación europea crear una organización de seguridad, que sería la guinda a la construcción europea.
2 Comentarios
Del líder ruso, ex KGB quiere ser Catalina la Grande. Pues va a ser que no. Aquí hay mucha Europa!!
Estoy muy sorprendida de leer este artículo. Me parece totalmente sectario y parcial. Me parece muy triste la propaganda que se difiunde sobre Rusia y todavía más, los motivos por los que se hace. Una vez más, la visión y los intereses anglosajones dominando el mundo.