El autoritarismo gana terreno a la democracia

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El autoritarismo gana terreno a la democracia
Dmitry Demidovich/Shutterstock

A la expansión democrática en torno al cambio de siglo, han seguido tiempos peores. Según los datos de un reciente informe, en la balanza geopolítica las autocracias pesan más que las democracias en los últimos años, debido sobre todo al deterioro democrático en la India. Pero no sólo: en otros países de Europa del Este, Asia o África retroceden en garantías electorales o derechos fundamentales.

Hacer lecturas sobre el momento político mundial puede parecer un ejercicio muy ambicioso: las situaciones tan diversas entre países hacen necesario mirar con lupa los datos de cada uno en su propio contexto. El Instituto Variedades de Democracia (V-Dem), de Gotemburgo (Suecia), elabora un informe anual sobre el estado de la democracia en el mundo y los procesos de “autocratización”, en el que han colaborado 4.000 expertos que cuentan con 31 millones de datos de 202 países, actuales o pasados, desde 1789 hasta 2022.

La principal conclusión que extraen en el último informe es que el número de países autocráticos ha aumentado en la última década, y con ellos, el porcentaje de la población mundial privada de democracia. Según apuntan, actualmente, el 72% de las personas viven en autocracias, frente al 46% del año 2012. Este cambio se debe fundamentalmente a la nueva clasificación de India como autocracia. También influye el crecimiento de la población de los países autárquicos de Oriente Medio, norte de África y Asia-Pacífico. Además, por primera vez en dos décadas, en el mundo hay más países autoritarios que democracias liberales, 34 frente a 33. En suma, la calidad democrática actual se sitúa en niveles similares a los de finales de la Guerra Fría. Entre los países con mejores democracias se sitúan prácticamente todos los de Europa junto a Estados Unidos y Canadá, y unos pocos de los otros continentes: Chile, Australia o Japón, por ejemplo.

En el 70% de los países se ejerce el periodismo en condiciones adversas, y dos tercios tienen actores políticos implicados en campañas de desinformación

El instituto V-Dem clasifica los regímenes políticos en cuatro tipos. Considera países autocráticos “cerrados” a aquellos donde no hay elecciones multipartidistas libres o no se respetan derechos fundamentales como la libertad de expresión, de asociación o de prensa. Las autocracias “electorales”, que son las que más han crecido en el último decenio, son aquellas que celebran elecciones periódicamente, pero sin garantías de que sean limpias y con vulneración de algunos de los derechos fundamentales mencionados. Dentro de las democracias, V-Dem distingue entre las imperfectas o “electorales”, con elecciones libres pero algún derecho vulnerado, y las democracias plenas o “liberales”, con plenos derechos y garantías.

Hace diez años eran más los países que avanzaban en calidad democrática que aquellos que retrocedían. A día de hoy, la situación ha cambiado por completo: según las conclusiones del estudio, la censura gubernamental empeora en 47 países y la represión de las organizaciones de la sociedad civil, en 37. La calidad de las elecciones sufre un retroceso similar. Mientras que en 2012 mejoraron 24 países y 8 empeoraron, en 2022, las cifras se invirtieron: Hubo mejoras sólo en 12 países, mientras que 23 empeoraron. Los retrocesos más acusados en los índices de calidad democrática se encuentran en Asia-Pacífico, África y Europa del Este. El Salvador, Hungría, India, Serbia, Tailandia, Guatemala o Burkina Faso son los principales países donde más ha avanzado la autocratización en los últimos diez años. Brasil, Mauricio y Polonia, aunque iniciaron ese mismo proceso, según V-Dem, lo han frenado en los últimos tres años y han mantenido su puntuación. Este informe, al centrarse en los avances y retrocesos más recientes, no refleja en estos cambios a los países donde hay falta de libertades desde hace más tiempo, como Venezuela, Rusia, Nicaragua o Cuba.

Libertad de expresión y de prensa

Los investigadores de este instituto afirman que las primeras libertades que atacan los líderes autoritarios cuando quieren controlar el poder son la de expresión, la de prensa y la de las organizaciones de la sociedad civil. Comienza así un proceso en el que el gobierno es la única voz autorizada para informar a los ciudadanos de lo que ocurre en su territorio, y se persigue el trabajo de los periodistas.

Subrayan también la conexión que se da entre desinformación y autoritarismo: “Los gobiernos con tendencias autoritarias son los que más están incrementando el uso de la desinformación. La utilizan para orientar las preferencias de los ciudadanos, provocar más divisiones y reforzar su apoyo. La desinformación es como una varita que utilizan los partidos antipluralistas para fomentar la polarización en países como Rusia”.

Los países autoritarios tienen un peso cada vez mayor en la economía mundial: en 2022 representaban el 46% del PIB mundial, frente al 24% en 1992

El último informe sobre libertad de prensa de Reporteros Sin Fronteras refleja en buena medida esta situación, y sus resultados concuerdan con los V-Dem. Según afirman, tras estudiar la situación actual de 180 países, en el 70% de ellos se ejerce el periodismo en condiciones adversas, y dos tercios tienen actores políticos implicados en campañas de desinformación. Actualmente, 73 países se encuentran en una situación difícil o muy grave para la libertad de prensa y hace diez años eran 58. También en 2022 se produjo un récord de periodistas encarcelados en todo el mundo, según este mismo informe. Hasta un total de 533 profesionales de la comunicación están presos por haber publicado alguna información sensible en países autoritarios. China se sitúa a la cabeza de los países más hostiles con el periodismo, con 110 profesionales detenidos, la mayoría por informar sobre la contaminación causada por industrias o ser críticos con las políticas de Xi Jinping.

Una economía dependiente

Otro de los indicadores que usa V-Dem en su trabajo para mostrar cómo estos regímenes ganan peso en la geopolítica es su papel en la economía mundial. Al final de la Guerra Fría, las democracias producían el 75% del PIB mundial, en comparación con el 54% actual. Los países autoritarios representan un peso cada vez mayor: en 2022 su economía era el 46% del PIB mundial, frente al 24% de 1992.

Otro punto débil de las economías democráticas es su dependencia de las importaciones desde países como China, India o los del continente africano, especialmente para el suministro de materias primas esenciales como metales raros. En concreto, en V-Dem calculan que la dependencia de las democracias de la economía de las autocracias se ha doblado en los últimos 30 años. Sin embargo, autocracias también dependen en buena medida del comercio con las democracias occidentales, que establecen industrias y generan riqueza en aquellas, aunque V-Dem destaca que los países más autoritarios tienden a generar lazos económicos entre sí para evitar depender de Occidente.

El ejemplo más evidente es China, cuyo PIB crece a un ritmo notablemente superior al del resto de potencias: desde hace veinte años, su PIB ha aumentado entre el 6% y el 10% anual, mientras que EE.UU., su principal rival, ha crecido a un ritmo de alrededor del 2%. La India, uno de los países cuya calidad democrática pone en duda V-Dem, también crece a velocidades muy superiores a Occidente y sus costes de producción suponen una ventaja competitiva respecto a las democracias. El año pasado, según los datos de este mismo instituto, la cuota de China en el PIB mundial fue la de mayor peso, con un 18,5%, superando a Estados Unidos.

De todas formas, en términos relativos (PIB por habitante), que reflejan la productividad y el bienestar material de la población, los países democráticos siguen siendo la gran mayoría de los más ricos.

Aun con todos estos datos del informe, se puede concluir que, al menos en Occidente, la inmensa mayoría de los países siguen siendo democracias plenas y robustas desde hace 50 años, donde se disfrutan plenos derechos y libertades. En América Latina la situación, pese a ser distinta por contar solo con cuatro democracias plenas (Costa Rica, Chile, Barbados y Uruguay), la situación, vista con perspectiva, en la mayoría de los países es mejor que a finales del siglo XX, cuando la práctica totalidad del continente estaba bajo regímenes autocráticos.

Un comentario

  1. Intersante artículo. Que deja claro en que sistemas nos movemos. El globalismo parece que en apariencia liberal , no deja de ser una imposición sobre los Estados y su soberania

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