China: dos hijos puede estar bien

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La “política del hijo único” en China nunca ha estado condicionada por el respeto a los derechos humanos. A los que la infringían les esperaban multas, penalizaciones e incluso abortos forzosos. Pero ahora las autoridades dejan ya hablar a la prensa oficial de un posible cambio a favor de una autorización general de tener dos hijos por familia. El envejecimiento de la población y la reducción de la población activa son imperativos económicos que obligan a cambiar la política demográfica.
Cuando se habla de los problemas que pueden frenar el crecimiento económico chino no suele mencionarse el de la población. En un país con 1.367 millones de habitantes si algo no falta es gente. Sin embargo, desde hace tres años disminuye la población en edad de trabajar (entre 16 y 60 años). En 2012, se redujo en 3,45 millones; en 2013, en 2,44 millones; y en 2014, en 3,71 millones. A este paso, se estima que se perderían 29 millones en esta década.

A pesar de la relajación de la política del hijo único, muchos padres aún no se deciden a tener el segundo

El envejecimiento de la población es otra de las secuelas de la política del hijo único. En 2040, casi uno de cada cuatro chinos tendrá más de 65 años, lo cual planteará un problema considerable en un país cuyo sistema de pensiones es incipiente y donde los hijos únicos adultos van a tener que sostener a sus padres. Los mayores de 60 años, que ahora son el 15,2% de la población, en 2050 representarán el 36,5%, según las estimaciones de la ONU.

El índice de fecundidad es hoy de 1,5 hijos por mujer, por debajo del 2,1 necesario para la sustitución de las generaciones, y muy por detrás del de otras economías emergentes, empezando por la India (2,5). Según las proyecciones sobre la población mundial que acaba de publicar el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, India adelantará a China en 2022 como el país más poblado del mundo, con 1.400 millones de habitantes frente a los 1.380 que tendría China.

Más difícil aumentar que reducir

Aun sin reconocer los errores de la política del hijo único, implantada a finales de los años 70, las autoridades chinas empezaron ya a relajar estas medidas, que siempre han tenido excepciones. Ya desde los años 80, en el campo, las parejas pueden tener dos hijos, si el primero es una niña; algunas minorías étnicas menos numerosas no tienen límite de hijos o se les permiten dos o tres según vivan en la ciudad o en el campo. Luego se permitió a las parejas tener dos hijos, si ambos padres eran hijos únicos. Y en noviembre de 2013 esta excepción se amplió a las parejas en las que solo uno de los cónyuges es hijo único (cfr. Aceprensa, 21-11-2013). Siempre pidiendo autorización previa. Se intenta así evitar el efecto de pirámide invertida “4-2-1”, por el que un hijo único de padres hijos únicos tendría que cuidar de dos padres más los abuelos.

Desde hace tres años disminuye en China la población en edad de trabajar

Sin embargo, la medida adoptada en 2013 no ha tenido aún el efecto esperado. De los 11 millones de parejas que habrían podido solicitar la autorización para un segundo hijo, en 2014 solo la pidieron 1,1 millones. Y a lo largo del año pasado los nacimientos solo fueron 470.000 más que el año anterior.

También en China se comprueba que es más difícil aumentar la natalidad que reducirla. Sobre todo si durante décadas lo “patriótico” era tener un solo hijo, y saltarse la regla suponía incurrir en duras sanciones. Pero, además, en una China cada vez más urbana y próspera, las familias, a la hora de tener hijos, piensan en el coste de la vivienda en las grandes ciudades, en el de una buena educación y en de la sanidad, no garantizadas por el Estado.

Dos hijos para todos

Ahora la prensa china asegura que el gobierno está estudiando dar permiso a todas las parejas para que puedan tener dos hijos, autorización que podría darse antes de fin de año. La Oficina de Planificación Familiar ha desmentido que haya un calendario preciso para implantar este medida, pero sin negar que está en estudio. Este el típico procedimiento del partido comunista chino para rectificar algo sin que se cuestione su autoridad.

El envejecimiento de la población y la reducción de la población activa son imperativos económicos que obligan a cambiar la política demográfica

Pero los imperativos económicos y sociales no permiten esperar. Entre los problemas de la política del hijo único, está también el de los abortos selectivos de niñas, y el de las niñas abandonadas en orfanatos. La preferencia tradicional por los hijos varones, acentuada por la obligación de no tener más que un hijo, ha llevado al desequilibrio de sexos en los nacimientos (118 niños por 100 niñas, en 2012). Con lo cual gran número de hombres casaderos van a tener problemas para encontrar pareja.

Una cuestión de derechos humanos

En cualquier caso, como declara Liang Zhongtang, demógrafo de la Academia de Ciencias Sociales de Shanghái, “el tema central no es tener uno o dos hijos. Es la libertad reproductiva. Tiene que ver con los derechos humanos”.

Precisamente ahora se van a cumplir los 20 años de la polémica Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Pekín en 1995. En el documento final se decía que “los derechos humanos de la mujer incluyen su derecho a tener control sobre las cuestiones relativas a su sexualidad”. Pero la mujer china todavía está lejos de gozar de estos derechos. En China las medidas anticonceptivas y el aborto, no pocas veces obligatorio, han servido para que sea el Estado, no los padres, el que decida sobre las cuestiones reproductivas.

Tampoco ha habido una presión internacional para que China respete este derecho humano básico. Organizaciones internacionales y ONG muy activas en la defensa del aborto como derecho de la mujer, no han estado muy interesadas en protestar contra el aborto forzoso en China ni en la erradicación del aborto selectivo por sexo.

Pero ahora al gobierno chino le interesa fomentar la natalidad por motivos económicos, y es probable que relaje más la política del hijo único. Otra cosa es que tenga éxito.

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