Helena Farré Vallejo

Contra la creencia de moda, aburrirse no tiene muchas de las bondades que se le adscriben y es un problema, sobre todo, entre los mayores.
Cada vez son más los trabajadores que prefieren un salario en condiciones a unos beneficios “emocionales” que, en definitiva, son superficiales.
El “borrado de las mujeres” se está extendiendo en el lenguaje legal y político.
La economista nigeriana Franca Ovadje, premio Harambee por su trabajo para fomentar que las mujeres funden empresas.
The overabundance of self-help material, with self-centered messages, doesn’t seem to make people happier. But there are other possible to get there.
La proliferación de propuestas de autoayuda, con mensajes centrados en el yo, no parece hacer más felices a las personas. Pero hay otras vías posibles.
Con el precio del gas por las nubes, cada vez más estudiosos de la materia abogan por una vuelta a la sobriedad, un valor “tradicional” perdido en la actualidad consumista.
La retransmisión “en vivo” de la invasión de Ucrania en redes sociales ha sido clave para dominar el relato y acelerar la intervención internacional.
Riezu expone la trastienda de la industria de la moda y aboga por cuidar más la ropa que tenemos, en vez de comprar compulsivamente.
Con aplicaciones como Tinder debería ser fácil, pero ahora son más las personas que no consiguen encontrar pareja.
La recomendación de lecturas entre usuarios de TikTok está aumentando la venta de libros, pero sobre todo de literatura comercial.
La autora italiana narra, con humor y compasión, las sucesivas decepciones de la engreída protagonista.
El gobierno presenta un plan ambicioso pero no dice cuánto costará.
¿Las etiquetas generacionales son útiles? Varios sociólogos argumentan que no tanto como se quiere creer.
Si los “millennials” no se quieren comprometer, ¿a qué se debe el éxito de los “realities” de citas?
A través de un diálogo, dos expertos en historia del arte explican cómo mirar una obra y disfrutar de la experiencia estética.
El poder sobre el contenido se ha transferido de las manos de las Big Tech a las manos de los creadores.
La realidad virtual amplía las posibilidades del diseño y permite a “influencers” y miembros de redes sociales presentarse con ropa nueva cada día; pero las prendas digitales no visten.
La inteligencia artificial encuentra su aplicación más creativa en la restauración y en la comprobación de la autenticidad de obras artísticas.

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