Fernando Rodríguez-Borlado

Como se ha visto en dos polémicas recientes, Facebook y Google quieren dar muestra de sensibilidad social para contrarrestar su imagen de poderío.
En la discusión sobre la escuela concertada, donde unos ven formas de seleccionar a un alumnado aventajado, según otros solo hay pura supervivencia económica ante la falta de ayudas públicas.
Aparte del uso clínico en trastornos como la depresión o la ansiedad, esta técnica de origen budista se está empleando en muchas oficinas para combatir el estrés.
Para que las familias pobres no tengan que conformarse con escuelas de peor calidad, en Estados Unidos se les ofrecen cada vez más posibilidades de elegir.
La pobreza tiene una tendencia acumulativa. Un mal barrio suele comportar un mal colegio, y este, un mal trabajo. Pero el círculo vicioso se puede romper.
Entre las personas sin hogar se dan circunstancias muy diversas, y no todas las estrategias diseñadas para ayudarlas son igualmente efectivas.
Ante la dificultad de los medios para financiarse con las fórmulas tradicionales (suscripciones y publicidad), surgen nuevas ideas como los micropagos o el crowdfunding.
La abundancia de tarea para casa puede causar estrés en los escolares y no siempre asegura buenas notas.
Para muchos jóvenes, las fronteras que marcaban las distintas fases de una relación se han difuminado, y eso afecta a la estabilidad del vínculo.
Tanto la financiación pública como la privada cumplen una función importante en la representatividad de los partidos. Pero ambas tienen sus riesgos.
A pesar del discurso multiculturalista oficial, las aulas y el mercado laboral franceses reproducen una segregación étnica que perjudica especialmente a los chicos.
Los detractores de la educación diferenciada critican la “pseudociencia” en la que sus defensores basan sus argumentos, y sin embargo caen en el mismo error al acusar a estos colegios de fomentar estereotipos sexistas.
La crítica a la educación diferenciada por no reflejar la "pluralidad social" olvida otras separaciones artificiales que se producen en la escuela, también por motivos pedagógicos.
Algunas cabalgatas de Reyes se han convertido en carnavales. Pero, en vez de lo transgresor, se exalta lo políticamente correcto. El resultado es desconcertante.
Los colegios británicos podrán seguir dando prioridad al cristianismo en la asignatura de educación religiosa, y no tendrán obligación de enseñar otras cosmovisiones, como el humanismo o el ateísmo.
El caso de una estudiante blanca, perjudicada por las políticas de admisión favorables a las minorías raciales, suscita en Estados Unidos un debate entre dos formas de entender la igualdad.
Los estados tendrán más autonomía sobre cómo evaluar a estudiantes y profesores, mientras que el gobierno federal supervisará la ayuda a los alumnos desaventajados.
La generación en edad de incorporarse al trabajo está más formada que las anteriores, pero el mercado laboral no la está recibiendo con los brazos abiertos.
La maternidad subrogada se parece cada vez más a una industria en sus procedimientos, pero se resiste a presentarse como un simple negocio.

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