El gobierno británico y la oposición laborista se han enzarzado en una batalla de ofertas y contraofertas para abaratar las guarderías, con la idea de que más mujeres se incorporen al mercado laboral. Pero este planteamiento pasa por alto que lo que quieren muchas madres británicas es dedicar más tiempo a cuidar a sus hijos pequeños. Así lo revela una encuesta promovida por el Departamento de Educación.
El Partido Laborista ya ha anunciado que el leit motiv de su programa para las elecciones generales de 2015 será el empeño por reducir el coste de la vida, disparado durante la crisis económica. Dentro de su campaña para aliviar a las familias de sus apuros cotidianos, los laboristas propondrán un subsidio universal para el pago de guarderías, que será financiado con un impuesto a los bancos.
El pasado noviembre, el líder laborista Ed Miliband denunció que en los tres últimos años –bajo el gobierno formado por conservadores y liberal-demócratas– el coste medio de las guarderías ha subido un 30%, casi cinco veces más de lo que lo han hecho los salarios. Actualmente, el coste medio de una plaza de guardería por 25 horas semanales son 107 libras (129 euros), frente a las 82 de 2010. Pero puede elevarse hasta las 200 libras (243 euros) a la semana por jornadas más largas.
Para ayudar a las familias, los laboristas han propuesto crear un subsidio que cubra el coste completo de la guardería durante una jornada de 25 horas semanales. Las ayudas se concederán con independencia de los ingresos familiares, pero están condicionadas a que alguno de los padres trabaje fuera de casa.
Hay incentivos para la actividad laboral y el cuidado infantil llevado a cabo por otros, no para el de los padres a sus hijos
El Instituto para la Investigación de Política Pública (IPPR), vinculado ideológicamente al Laborismo, cree que el coste de esta medida se compensará con la incorporación de unas 280.000 mujeres al mercado laboral. Lo que generaría casi 1.500 millones de libras en ingresos fiscales.
Que las guarderías abran más tiempo
Es el mismo planteamiento que está detrás de las medidas propuestas por el gobierno británico para contrarrestar la oferta laborista. A principios de febrero, la secretaria de Estado de Educación y Cultura, Liz Truss, anunció que el próximo curso las guarderías tendrán que abrir sus puertas a los niños de dos años. Actualmente, solo una minoría de centros ofrece servicios para menores de tres años.
El gobierno también dará una ayuda económica, pero más modesta que la que prometen los laboristas. Para finales de 2014, el 40% de los niños de dos años de familias con menos rentas (unos 130.000) recibirán un bono para cubrir el coste de 15 horas semanales de guardería. El resto de familias tendrán que pagar.
Además, Truss ha escrito a todos los ayuntamientos para pedirles que las guarderías adapten sus horarios de apertura al horario laboral de los padres; o sea, de 8 a 18 y no como hasta ahora, de 9 a 15.
El 57% de las madres con un trabajo remunerado dicen que preferirían trabajar menos horas en la oficina para dedicar más tiempo a cuidar a sus hijos
Lo que quieren las madres británicas
Tanto el gobierno como la oposición laborista dan por sentado que lo que quieren las madres británicas es delegar el cuidado de sus hijos a las guarderías para salir corriendo a la oficina. Pero la realidad es que la mayoría prefieren pasar más tiempo con sus hijos. Así lo ha puesto de manifiesto una encuesta del Departamento de Educación, en la que han participado 6.393 madres y padres con hijos menores de 15 años.
El 78% de los encuestados han recurrido a alguna forma de cuidado infantil, ya sea una institución o un familiar. De los que no han tenido ayuda, el 71% dice que fue porque preferían cuidar a sus hijos ellos mismos. Solo el 13% alega razones económicas.
La mayoría de las madres británicas quieren un trabajo remunerado, pero solo si pueden compaginarlo bien con la atención a sus hijos. En el Reino Unido, el porcentaje de las que no tienen un trabajo remunerado ha pasado del 40% en 2011 al 36% en 2012. De ellas, el 54% preferiría trabajar fuera de casa si tuvieran una solución de su agrado para cuidar a los niños.
Pero los datos que han llamado más la atención en los medios británicos son los relativos a las madres con trabajo remunerado, que han pasado de ser el 60% en 2011 al 64% en 2012. De ellas, el 77% no están dispuestas a echar más horas en la oficina aunque les ofrezcan un servicio de cuidado infantil óptimo. El 57% dicen que preferirían trabajar menos horas para dedicar más tiempo a cuidar a sus hijos si pudieran permitírselo. El 37% incluso dejaría el trabajo fuera de casa si se diera esa condición.
Empujadas al mercado laboral
A juicio de Laura Perrins, directora de Mothers at Home Matter, una organización creada en 1991 para defender los intereses de las madres que se dedican al cuidado de la familia y del hogar, esta encuesta pone ante el gobierno la realidad de que muchas mujeres quieren pasar más tiempo con sus hijos. Justo lo contrario de lo que están promoviendo el gobierno y la oposición, al poner sobre las madres una presión económica para que estén más tiempo fuera de casa.
Liz Truss argumenta que las nuevas medidas están destinadas a mejorar la capacidad de opción de las familias. Pero el margen de elección no es real: solo hay incentivos para la actividad laboral y el cuidado infantil llevado a cabo fuera de casa.
El gobierno ya fue duramente criticado en marzo del año pasado por lanzar un plan de ayudas familiares (una bonificación fiscal de 1.200 libras anuales por hijo para dedicarla al cuidado del niño) que solo podrán disfrutar las familias donde ambos padres trabajen fuera de casa. A la vista de su obsesión por empujar a las mujeres al mercado de trabajo, la coalición fue acusada entonces de presentar como una política familiar lo que en realidad era un plan económico (cfr. Aceprensa, 25-03-2013).
Reconocer el trabajo de ser madre
“Hasta ahora –dice Perrins–, al gobierno solo le han interesado las medidas destinadas a que los niños pequeños estén en guarderías durante el mayor número de horas posible. Pero esto no es lo que quieren las familias. En lugar de ampliar el cuidado infantil, (…) deberíamos establecer un sistema fiscal favorable a la familia”; o sea, que permita decidir a las familias y que no penalice la decisión de criar personalmente a los hijos.
En el sistema actual, las familias en las que uno de los padres no tiene trabajo remunerado pagan más impuestos que aquellas en los que ambos trabajan fuera de casa. Para corregir esta discriminación, Perrins propone que el sistema tributario trate a las familias como hogares y no como individuos, teniendo en cuenta que los padres se reparten las tareas en función de sus necesidades.
“Cuidar a los hijos en el hogar nunca tiene un coste cero. La igualdad de oportunidades para todos los niños y sus familias supone reconocer y valorar el tiempo invertido por uno de los padres, del mismo modo que los que trabajan fuera de casa piden rebajas fiscales en sus facturas de la guardería”, dice la web de Mothers at Home Matter.