Las últimas decisiones del Parlamento europeo y de las instancias jurídicas comunitarias confirman que, contra lo que proclamaban los activistas pro reconocimiento jurídico more uxorio de las uniones gay, los cambios esenciales en la configuración de la institución matrimonial afectan a todos.
Tal vez sea preciso tenerlo en cuenta ante la presión del informe del Parlamento europeo, con estrategias para la igualdad entre varón y mujer después de 2015, elaborado por la socialdemócrata alemana Maria Noichl, que invade, aunque no sea vinculante, el ámbito de competencia de los Estados miembros de la Unión Europea. Sin embargo, no deja de contribuir a posibles cambios de opinión. El informe fue aprobado con 341 votos favorables, 281 negativos y 81 abstenciones.
En esa misma línea se explica que la poligamia se rechace cada vez menos en Estados Unidos o en Canadá (objeto de una votación parlamentaria negativa). Según la última encuesta Gallup sobre valores en EE.UU., el porcentaje de la población que considera aceptable la poligamia ha pasado del 7% en 2001 al 16% actual. Algunos analistas consideran que la aceptación creciente de la poligamia se situaría en la visión cada vez más libertaria respecto del sexo, el matrimonio y la vida familiar. Cuando desaparece en la opinión el sentido objetivo –racional– de la sexualidad, se comprende la aceptación de cualquier voluntarismo en este campo.
Quizá ha influido en el aumento de la aceptación en Estados Unidos un reality show, Sisters Wives, en el que una familia polígama, la de Kody Brown y sus cuatro mujeres, mostraban su vida. La serie tuvo bastante eco y motivó también que el fiscal les denunciara por infringir la ley de Utah que prohíbe la poligamia. El caso llegó ante un juez federal, que reconoció que el estado tiene derecho a no dar licencias para matrimonios múltiples, pero legalizó de facto la poligamia en Utah, al declarar inconstitucional la penalización de la cohabitación de un hombre con varias mujeres. De hecho, los Brown solo pedían que el estado les dejara en paz (cfr. Aceprensa 29-08-2014).
Algunos analistas consideran que la aceptación creciente de la poligamia se situaría en la visión cada vez más libertaria respecto del sexo, el matrimonio y la vida familiar
Discutida en Marruecos
En países donde la poligamia ha sido tradicional, como Marruecos, existe un debate sobre ella, basado en la conciencia cada vez más acusada de los derechos de la ,mujer. No es obstáculo para que siga dándose el fenómeno, señalado por Le Monde, de una “poligamia en serie dentro del gobierno marroquí». Esa figura sigue siendo legal (con el límite de cuatro mujeres por marido), pero, según informaciones oficiales, poco extendida: las familias polígamas serían el 0,26% de las uniones celebradas en 2013 (menos de 800). La reforma del código de la familia de 2004 estableció nuevas condiciones: el varón debe obtener autorización judicial, así como de su primera esposa. Pero esto no impide la precariedad de la condición femenina, como señalan los defensores de los derechos humanos partidarios de la prohibición de la poligamia.
En la práctica, muchos maridos, implicados en relaciones extramaritales, esperan a que su amante quede encinta, para pedir al juez el reconocimiento del segundo matrimonio. La primera esposa se encuentra ante unos hechos consumados, de los que solo puede evadirse planteando una demanda de divorcio, que no necesariamente asegura los medios necesarios para atender a los hijos, salvo que tenga medios económicos propios.
La propaganda sobre ideología de género en Europa
Mientras en Marruecos existen asociaciones que defiende a la mujer, en Europa progresa la llamada ideología de género: no se nace varón o mujer, el sexo es un factor sociocultural que se elige o se cambia de acuerdo con la voluntad personal. El informe aprobado por la Eurocámara invita a asegurar a los Estados miembros el reconocimiento del género preferido por cada persona, incluido el cambio del nombre, también en los documentos sociales de identidad, así como la petición de que la transexualidad desaparezca como enfermedad en los elencos de la Organización Mundial de la Salud.