Sigue en EE.UU. la batalla legal ante los tribunales sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo. La última sentencia importante se ha dado en el Tribunal de Apelación del sexto circuito en Cincinnati que, por dos votos contra uno, ha estimado que los estados de Kentucky, Michigan, Ohio y Tennessee no han violado la Constitución al reconocer solo como matrimonio el establecido entre un hombre y una mujer. La sentencia ofrece algunos argumentos interesantes.
Por una parte, reconoce que la Constitución nada dice del matrimonio gay y que este es un asunto que debe ser decidido democráticamente por los Estados, y no por los jueces. Frente a la idea esgrimida por los demandantes de que el matrimonio no tiene que ver con el sexo de los contrayentes, sino con el amor y el compromiso, el juez Jeffrey S. Sutton escribe:
“Esta definición sale malparada porque no es capaz de ajustarse a la realidad de que ningún Estado requiere que las parejas, homosexuales o heterosexuales, estén enamoradas. Esta definición se podría aplicar también a los matrimonios de grupo, ya que no hay razón para pensar que tres o cuatro adultos, ya sean heterosexuales, gais o bisexuales, carezcan de la capacidad para compartir amor, afecto y compromiso, o que por ese motivo no sean capaces (y con más abundancia) de ser padres”.
“Si fuera constitucionalmente irracional apoyar la definición de matrimonio como unión de hombre y mujer, también lo sería estar a favor del matrimonio monógamo. Ante eso, los demandantes no tienen respuesta. Lo que podrían decir no pueden decirlo. Podrían decir que la tradición o las costumbres de la comunidad proporcionan una base racional a los Estados para la definición del matrimonio monógamo. Pero no pueden decir esto porque es exactamente lo que aseguran que es ilegítimo cuando se trata de la definición de matrimonio como unión de hombre y mujer”.
Tampoco puede alegarse que al mantener la definición del matrimonio tradicional los votantes de Michigan en 2004 lo hicieran sin ninguna base racional. “¿Cómo puede decirse que los votantes actuaron de modo irracional por atenerse a los beneficios comprobados en miles de años de la definición tradicional del matrimonio, frente a solo un año de experiencia de una nueva definición del matrimonio?” (en 2003 Massachusetts abrió la puerta al matrimonio gay).
Ante la disparidad de opiniones en los tribunales de apelación sobre este tema, hay quien piensa que el Tribunal Supremo deberá decidir finalmente.