Alemania necesita maestros. Los necesita ya, ahora mismo, pero no se recogen de los árboles: formarlos lleva mucho tiempo, y en parte por eso no hay los suficientes en este momento. Según los sindicatos, faltan 40.000.
Lo dicen ellos, pero no solo. “El comienzo del año escolar en muchos de los estados ha demostrado que nuestro país está en peligro de entrar gradualmente en una emergencia educativa”, afirma Volker Kauder, jefe del grupo parlamentario de la CDU/CSU y mano derecha de la canciller Angela Merkel, citado por Deutsche Welle .
Pero la emergencia está y estará. Viene dada en buena medida por el incremento, aún insuficiente, de la tasa de natalidad (hoy de 1,6 hijos por mujer, número que no se alcanzaba desde 1973), además de por la llegada de cientos de miles de refugiados a partir de 2015 y la jubilación de miles de profesores.
Desde que un bachiller ingresa en la carrera hasta que le entregan su diploma de profesor transcurren 7 años
Además de ello, la introducción de un formato educativo que incluye la impartición de clases durante todo el día –en vez de hasta las 12– ha disparado la necesidad de maestros adicionales. Ven así la luz algunas fórmulas “transitorias”, como la de captar a graduados universitarios de otras especialidades, darles una formación algo más apresurada, y colocarlos al frente de las aulas.
Sin embargo, quizá lo de “transitorio” tome visos de permanente. Un estudio de la Fundación Berstelmann augura que en 2025 se necesitarán en Alemania otros 105.000 profesores de primaria, pero solo 70.000 se graduarán en ese entonces. Los Quereinsteiger, los que han cambiado su carrera por el magisterio, pueden ser parte de la solución, pero no toda. De hecho, de 34.000 vacantes el año pasado, solo unas 4.400 fueron ocupadas por ellos.
La tardía reacción de los políticos
Uno de los autores del informe de la Fundación Bertelsmann, el Dr. Dirk Zorn, explica a Aceprensa algunas realidades que pueden causar asombro a quien, desde lejos, cree que en la locomotora económica de Europa todo está medido milimétricamente. El experto está convencido que la falta de profesores podía haberse evitado si los políticos hubieran puesto los medios.
“ Hasta hace muy poco, las autoridades de Educación esperaban un fuerte declive en la población estudiantil, que había venido disminuyendo desde finales de los 90. Los políticos habían prometido mantener los niveles de los equipos docentes y mejorar la ratio profesor-estudiante, pero la mayoría de los 16 estados alemanes han tardado en reconocer las tendencias, y ello ha llevado a una demanda creciente de maestros”.
Según Zorn, muchos estados vieron cómo los profesores más mayores alcanzaban la edad de la jubilación casi al mismo tiempo, pero no incrementaron las plazas en la universidad para formar nuevos profesionales. Los ministros de Finanzas, afirma, temían que el cuerpo de maestros se volviera muy costoso, pues en la mayoría de los estados son funcionarios de por vida.
Los flujos migratorios no pueden ser predichos; el cambio de los patrones de natalidad, sí
Se suma a este diagnóstico el Dr. Joerg Ramseger, de la Universidad Libre de Berlín: “Ignoraron el problema cuando introdujeron en la última década reformas como la difusión del inglés como segundo idioma en las escuelas primarias, la inclusión de los niños con necesidades especiales en las escuelas regulares y el cambio de la media jornada de clases a la jornada completa”.
Del lado de la demanda, Zorn señala como relevante el factor de la natalidad, que está aumentando nuevamente luego de tocar fondo en 2011: en 2016 nacieron 130.000 niños más que en 2011, dice, “y cuando se matriculen en la escuela primaria necesitaremos maestros adicionales”.
Otro elemento de peso fueron los grandes flujos de refugiados de 2015 y 2016, entre los que llegaron al país muchos menores, lo cual disparó la demanda de educadores. Según Ramseger, “las autoridades de educación no reaccionaron rápidamente a este incremento ni en 2015 ni al siguiente año, aunque de esto al menos no se puede culpar a los ministros. Nadie en nuestro país lo preveía”.
Siete años es mucho tiempo
Para “vendar la herida” de la escasez de maestros, los estados están empleando como tales a graduados universitarios de otras áreas, una idea que tiene simpatizantes y detractores.
“El problema subyacente es que el sistema de formación de profesores en Alemania es, de lejos, el más prolongado del mundo. Desde que un bachiller ingresa en la carrera hasta que le entregan su diploma de profesor transcurren 7 años. En la Fundación pronosticamos que la falta de profesores de primaria podía derivar en que tuviéramos 35.000 maestros menos en 2025, y no tenemos ahora el tiempo suficiente para aumentar la capacidad universitaria y que se enrolen más estudiantes. Les llevaría 7 años acabar, muy tarde para suplir la demanda en ese momento”.
Zorn propone algunas soluciones, que van desde pedirles a los profesores a punto de jubilarse que retrasen ese momento (algunos estados ya les pagan un salario sin que pierdan la pensión), a solicitarles a los maestros a tiempo parcial que aumenten sus horas de instrucción o que regresen más pronto de sus permisos de paternidad (para lo que las escuelas deben facilitar guarderías). Además, hay docentes de escuelas de enseñanza media que pudieran echar una mano en las primarias. “Ya se hace en algunos territorios”.
No es lo mismo jugar al fútbol que…
Otro remedio es el ya mencionado de contratar a graduados universitarios que no son profesores. “Las experiencias son dispares –apunta Zorn–. Normalmente esos egresados carecen de pericia pedagógica y se les pide que matriculen una segunda especialidad, vinculada a la enseñanza. El desafío es empezar a impartir clases casi a tiempo completo y sacar adelante la carga de trabajo adicional como estudiante a tiempo parcial. Los directores de escuelas en el estado de Berlín me han contado que algunos graduados tienen mucho que dar y llegan altamente motivados, pero que necesitan horas extra de tutoría para dominar el contenido y establecerse en la nueva ocupación”.
La idea, sin embargo, no convence a Ramseger: “El empleo de profesores sin preparación específica en muchos casos es gravemente irresponsable. Puede estar bien que un entrenador de fútbol haga deporte con los chicos en la escuela, o que un historiador les enseñe Historia a los de secundaria, pero cuando vas a los primeros grados de primaria, necesitas una preparación especial si quieres enseñar a un niño a leer y escribir correctamente”.
“En una clase encuentras niños de una misma aula con tres años de diferencia entre ellos, por lo que el maestro tiene que trabajar de modo individual con el alumno, y eso es imposible sin una preparación intensa en psicología del desarrollo y en didáctica. Y a algunos los ponen al frente de un aula sin esa formación preliminar”.
Que las universidades formen más profesores
Para superar la crisis actual y evitar la que se avecina –cuando en 2025 los niños de ahora pasen a secundaria y la escasez se produzca en ese nivel–, Ramseger no ve clara la solución: “Algunos ministros de Educación han aumentado recientemente el número de plazas universitarias para nuevos profesores, pero esa medida rinde frutos solo después de 6 años (sic). Hasta ese momento, la situación será crítica”.
Algo más optimista, Zorn da la bienvenida al ajuste en la capacidad de las universidades, y propone un debate sobre cómo evitar los ciclos de escasez-saturación de docentes. “Seguramente necesitaremos un mejor sistema de previsiones acerca del tamaño de la población estudiantil y la necesidad de maestros”.
En 2025 Alemania necesitará otros 105.000 profesores de primaria
Pero esto, señala, no basta, porque el desarrollo de algunas situaciones simplemente no permite un tiempo de respuesta suficiente: “Siete años es mucho tiempo para preparar a un maestro. Un recurso aquí sería la creación de un nuevo Máster de Educación, al que pudiera optar cualquiera con una licenciatura. Eso abreviaría la respuesta, de 7 a 4 años solamente”.
Además, apuesta por flexibilizar los estándares actualmente aplicados a la preparación de los maestros no regulares. “Ahora mismo se considera una vía para para aliviar la crisis. ¿Por qué no permitir que el ingreso no regular a la profesión y las ofertas de capacitación de docentes a tiempo parcial se conviertan en elementos del sistema a largo plazo? Entre otras cosas, ello podría ayudar a robustecerlo contra la volatilidad”.