La tambaleante educación uruguaya

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Montevideo. Uruguay ha sido reconocido en el pasado como uno de los países más letrados de América Latina gracias a una sólida educación pública –gratuita y obligatoria– que alcanzaba a toda la población, acortaba brechas sociales y servía para avanzar en esa escala, en una sociedad de vínculos horizontales. Sin embargo, en el transcurso de las últimas décadas esa realidad ha cambiado. La enseñanza uruguaya ha caído en un declive pronunciado, bajo efecto de pujas sindicales y de políticas obsoletas.

Los dos últimos llamados de atención a la calidad de la educación uruguaya arribaron a fines de 2016, ambas de la mano de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). El informe “Revisión de recursos educativos” expuso una serie de críticas a la situación de Uruguay, sobre todo, respecto a la enseñanza secundaria. El trabajo advirtió que “las tasas de culminación de primer y segundo ciclo de educación media siguen siendo insatisfactorias y aumentaron lentamente durante las últimas décadas en comparación con otros países de la región”.

En el último PISA, Uruguay ha mejorado sus resultados en lectura; también ha reducido la brecha educativa en ciencias

También alertó sobre las limitaciones a las que se enfrenta la universalización de la educación media en materia de infraestructura, por sus “equipos limitados y la falta de titulación de los docentes”. “Una limitación adicional es la insuficiente diversidad de ofertas en educación secundaria que se ajusten a los intereses y características de los alumnos”, añadió el reporte.

Para la OCDE, otra de las causas para que Uruguay no logre mejoras sustantivas a nivel educativo es la gobernanza de la educación. “No está claro quién es el responsable de definir la política educativa y quién es, en definitiva, responsable de su implementación y los resultados del aprendizaje dentro del sistema”, aseveró.

Dirigir mejor, pero con autonomía

El organismo plantea el reordenamiento de la gobernanza institucional y la distribución de responsabilidades para mejorar la política educativa: es necesario aclarar las competencias dentro del sector educativo. “El primer paso que se debería tomar es concentrar la responsabilidad principal y la rendición de cuentas en un solo órgano que dirigiera el desarrollo de la política educativa. Uruguay podría buscar formas para gradualmente dotar de mayor autonomía a los centros educativos y a los niveles inferiores de gobierno (departamentos) a efectos de permitirles promover mejoras en la educación”, recomienda la OCDE.

Además, el gobierno debería continuar con los esfuerzos para incrementar la inversión en educación, “en términos reales y como porcentaje del PIB”. Las “prioridades” incluyen el aumento de las horas de clase en enseñanza primaria, la expansión de la educación media, el crecimiento de la educación en la primera infancia y educación inicial, y el incremento de los salarios de los docentes y directores de los centros.

A su vez, la OCDE hace énfasis en la profesionalización de los docentes, donde es primordial crear una estructura de la carrera relacionada con un proceso de certificación, repensar el sistema de contratación y distribución de docentes, mejorar su formación inicial y su estatus, fortalecer las evaluaciones realizadas en los centros educativos con fines formativos y mejorar la oferta de oportunidades de desarrollo profesional.

Ausentismo y pocas horas

El segundo toque de atención de la OCDE a Uruguay fue con motivo de las pruebas PISA 2015, que desvelaron la problemática del ausentismo estudiantil y de los profesores, y las pocas horas de clase de los alumnos. El ausentismo estudiantil creció un 25% desde la anterior medición de 2012, cinco veces más que el promedio en los países de la OCDE. El 51% de los estudiantes de secundaria se ausentaron de clases, hundiendo a Uruguay al fondo de los 72 países examinados, superado solo por Montenegro (60%) e Italia (55%), lejos del promedio de la OCDE (20%) y a años luz de Japón (1%).

El ausentismo de alumnos y profesores, y el escaso número de horas de clase semanales son dos problemas graves en Uruguay

En cuanto al número de horas de clase, Uruguay quedó último con 23 horas semanales. Además, este país de casi 3,5 millones de habitantes tiene un altísimo nivel de repetición (un 35%), que lo coloca por detrás de 69 naciones y por delante de únicamente dos: Brasil y Colombia.

Mejores resultados en lectura

En un principio, las autoridades educativas sobreestimaron los resultaron de las últimas pruebas PISA, y las presentaron como los mejores obtenidos desde que Uruguay participa en estas evaluaciones (2003). No tuvieron en cuenta la nueva metodología para medir resultados que introdujo la OCDE.

Según el nuevo método, no se está frente a los “mejores resultados históricos”, como señalaron las autoridades. Las cifras ajustadas muestran mejores rendimientos en ciencias en 2006 y 2009, mientras que en el caso de matemáticas, se está muy por debajo de los resultados de los últimos 10 años. Solo en el caso de lectura se está frente a los mejores resultados desde 2006.

Entre las conclusiones que se desprenden de las evaluaciones PISA 215 también hay puntos positivos. En primer lugar, Uruguay redujo las brechas de puntajes entre los desempeños más altos y más bajos en la prueba de ciencias; en tanto, hubo una mejora en los puntajes obtenidos por los estudiantes de más bajos desempeños. Las autoridades uruguayas atribuyen la mejora a los avances conseguidos en distintos itinerarios educativos, como la formación profesional o los bachilleratos tecnológicos.

Gastar mejor

Los inconvenientes en la enseñanza pública vienen de varios años atrás. Los tres gobiernos del Frente Amplio –tampoco hicieron mucho las otras administraciones desde el retorno de la democracia en 1985– y las autoridades educativas se han aferrado a un sistema anticuado y se han opuesto a las reformas.

La OCDE recomienda mejorar la rendición de cuentas, dotar de más autonomía a las escuelas, aumentar la inversión y reforzar la formación de los profesores

Además, se ha invertido mucho sin control de resultados. Ha aumentado el presupuesto destinado a la educación –el gobierno pretende llevarlo al 6% del PIB–, pero los aumentos sucesivos en los últimos años no han reportado mejoras en el sector. Para algunos pasa por una falta de voluntad política para aplicar los cambios, porque diagnóstico y dinero hay.

No solo la OCDE ha arrojado cifras críticas sobre la educación uruguaya. El propio Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) sostuvo en su último informe que solo el 48,6% de los jóvenes entre 15 y 17 años comienza y culmina la educación media básica. Y en el caso de la educación media superior, los números son peores. Solo el 28% de los jóvenes entre 18 y 20 años cursó el liceo en su totalidad.

No obstante, el Ineed también aporta datos positivos. En primaria, la repetición se ha reducido drásticamente desde 2002. En la educación media, han mejorado los registros de finalización de niveles (educación media básica y superior). En el conjunto del país, la proporción de jóvenes de 21 a 23 años con media básica completa alcanzó en 2013 el 71,5% (era 67,3% en 2006). Y destaca, además, la consolidación de la educación inicial para los de 5 o menos años.

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