Redes Sociales

Entre los servicios que presta Facebook a sus usuarios está el avisar de los cumpleaños, que para algunos es el único motivo para no cerrar sus cuentas. Pero el tema va más allá de lo trivial.
Para este pionero de Internet, la tecnología digital no es neutral. Por eso, propone a los usuarios la desconexión temporal como forma de resistencia.
La moda de los “selfies” puede dar lugar a un nuevo trastorno psicológico, que unos especialistas llaman “dismorfia Snapchat”.
Hoy lo contracultural es preguntarse cómo usar la tecnología de forma consciente.
La segunda cuenta de Instagram, reservada a los íntimos y fuera del alcance de los adultos, puede favorecer la tensión entre pose y autenticidad.
Un joven empleado de la compañía ha redactado un documento en el que critica la supuesta pluralidad ideológica de la red social: “Somos una monocultura política intolerante”.
Mons. Fernando Ocáriz, prelado del Opus Dei, habla de la santidad, a la luz de la última exhortación apostólica del Papa, en la vida “online” y en la “offline”.
La publicación de datos e imágenes de los menores en las redes sociales les puede suponer riesgos no siempre bien calculados y de efecto duradero.
Cuatro principios para respetar a las personas en las redes sociales.
María José Abad, de Empantallados.com, sugiere mejores maneras de acompañar a los hijos en su inmersión digital.
Los votantes no son menores de edad manipulables con publicidad política.
Las revelaciones sobre la “trama rusa” para influir en la opinión pública en EE.UU. muestran que las redes sociales son inevitablemente manipulables, y que la inteligencia artificial no va a arreglar el problema.
A las grandes empresas de tecnología, sobre todo Google y Facebook, se les piden cuentas por prácticas anticompetitivas, enganchar a jóvenes y difundir bulos.
El acceso temprano al móvil puede poner a niños y adolescentes bajo las mismas presiones que soportan los adultos, además de modificarles sus hábitos y su percepción de la realidad.
Analizar la opinión pública en las redes sociales y predecir su comportamiento requiere saber qué es lo relevante y medirlo de un modo adecuado.
Contenidos inapropiados que permanecen pese a las denuncias del público, en cambio son retirados rápidamente si los airea la prensa.
Ya pasó la época del optimismo ingenuo con respecto al impacto de las redes sociales en la política. Nos alejan de la opinión ajena, además de propiciar ecosistemas hostiles hacia “el que está fuera” de nuestro grupo.
El mecanismo de selección de noticias de la red social y su escasa inversión en personal y tecnología para revisar contenidos, no respaldan su intención de combatir las “fake news”.
La voracidad informativa, propiciada por las redes y aprovechada por los medios de comunicación, deja menos tiempo para el análisis.

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