Montevideo.— En los últimos años, el streaming ha cambiado radicalmente la manera en que el público consume contenido audiovisual y musical en todo el mundo. América Latina no representa la excepción, pero en esta región el fenómeno tiene particularidades que lo diferencian de otras partes del mundo. La transformación afecta tanto a la industria cinematográfica, a la televisión tradicional, como a la producción de música, generando oportunidades y desafíos en un sector en constante evolución.
A nivel global, el impacto del streaming se ha manifestado de diferentes maneras. En Estados Unidos y Europa, por ejemplo, la recuperación de las salas de cine ha sido más rápida que en América Latina, gracias a estrategias de mercadeo agresivas y el atractivo de experiencias premium, como pantallas IMAX y butacas de lujo.
En Asia, el fenómeno resulta ser aún más interesante. Corea del Sur ha logrado equilibrar el crecimiento del streaming con una industria cinematográfica local sólida, mientras que en India, plataformas como Netflix y Amazon han adaptado su catálogo a los gustos del público local, permitiendo la coexistencia de Bollywood y el streaming.
Peculiaridades latinoamericanas
Latinoamérica enfrenta retos propios. Uno de ellos es la brecha digital: si bien el acceso a internet ha crecido, todavía hay sectores de la población que tienen dificultades para acceder a plataformas de pago. Esto hace que el streaming gratuito, como YouTube o TikTok, sea una opción más viable para muchos consumidores. Además, las economías inestables de algunos países afectan la capacidad de los usuarios para mantener suscripciones mensuales en múltiples servicios.
Aun así, la llegada de plataformas como Netflix, Amazon Prime Video, Disney+ y Max (HBO) ha modificado profundamente el comportamiento del espectador. Antes de la pandemia, las salas de cine aún mantenían una fuerte presencia en la vida cultural de muchos países latinoamericanos, con estrenos taquilleros que llenaban las butacas. Sin embargo, el confinamiento obligatorio impuesto en 2020 en varias naciones obligó a cerrar los cines por meses y aceleró la digitalización del entretenimiento.
Desde entonces, la recuperación de las salas de cine ha sido desigual. En países como México, Argentina y Brasil, la asistencia aún no ha alcanzado los niveles prepandemia, mientras que, en otros mercados, como Colombia y Chile, la afluencia ha mostrado signos de estabilización. No obstante, la tendencia general parece ser una preferencia creciente por ver películas en casa.
Latinoamérica va camino de ser la región con más oyentes de podcasts en el mundo
Además, el modelo de distribución ha cambiado. Antes, las grandes producciones de Hollywood tenían una ventana exclusiva en cines y solo después pasaban al formato doméstico. Hoy en día, muchas películas llegan casi simultáneamente a las plataformas de streaming o tienen estrenos híbridos, lo que reduce la necesidad de acudir a las salas. Algunos cineastas y productores han manifestado su preocupación por esta transformación, argumentando que afecta la experiencia cinematográfica y pone en riesgo la rentabilidad de los estrenos en la pantalla grande.
Un impulso a la producción audiovisual
Si bien el streaming ha reducido la asistencia al cine y los espectadores de los canales de televisión tradicional, también ha significado una explosión en la producción de contenido en América Latina. Plataformas como Netflix han apostado fuerte por series y películas locales, reconociendo el potencial del mercado. Producciones como La Casa de las Flores (México), El Reino (Argentina) o Pablo Escobar, el patrón del mal (Colombia) han demostrado que hay una audiencia global para el contenido en español y portugués.
En 2023, los ingresos del sector en América Latina superaron los 7.000 millones dólares. Para 2027, además, se estima que la región alcanzará 139 millones de suscripciones; y ese mismo año, América Latina será la región con más oyentes de podcasts en el mundo, según el sitio web especializado en estadísticas Statista.
Las ventajas del streaming son claras: mayor visibilidad para creadores locales, acceso a financiamiento de compañías internacionales y la posibilidad de llegar a audiencias fuera de la región. Esto ha dado lugar a un auge de la industria audiovisual en países como Argentina, Colombia y Brasil, con productoras que han logrado acuerdos con gigantes del entretenimiento.
Un informe de la consultora Sherlock Communications, que destaca la creciente popularidad de las plataformas de streaming en la región, impulsada por la alta penetración de internet y el acceso masivo a dispositivos móviles, subraya que Netflix se presenta como la plataforma líder, con más de 43 millones de suscriptores en América Latina, lo que representa una cuarta parte de sus abonados a nivel mundial. Esto concuerda con datos de Statista que señalan que más del 70% de los suscriptores de Netflix se encuentran fuera de Estados Unidos.
Los latinoamericanos, continúa el reporte de Sherlock, dedican en promedio 3 horas y 12 minutos al día a ver contenidos en streaming, ligeramente menos que los estadounidenses, que promedian 3,5 horas diarias.
Sin embargo, no todo es positivo. Algunos críticos señalan que, si bien el streaming ha generado más oportunidades de producción, también ha impuesto nuevas dinámicas que pueden ser desafiantes para los creadores. La presión por generar contenido masivo y de alto impacto puede reducir la diversidad de propuestas, privilegiando fórmulas comerciales por sobre narrativas más arriesgadas o independientes.
La televisión busca su lugar
Mientras tanto, los canales de televisión tradicionales buscan adaptarse para mantener y ampliar su cuota de mercado. De acuerdo a los analistas, las compañías que prioricen la producción de contenido local, optimicen la experiencia móvil y ofrezcan precios accesibles tendrán mayores posibilidades de consolidarse en este ecosistema en constante evolución.
El avance del streaming impacta directamente en la televisión convencional, que enfrenta crecientes desafíos para mantenerse relevante, especialmente entre los espectadores más jóvenes. Las plataformas han captado la atención de ese público, más inclinado a consumir contenido bajo demanda y a través de dispositivos móviles. Esta tendencia refuerza la pérdida de relevancia de la televisión tradicional en segmentos clave de audiencia.
“Los días en los que se tenía que estar a tiempo frente al televisor para sintonizar el programa favorito han quedado en el pasado – comenta el sitio Statista–. Poco a poco, los servicios de video por streaming se han apoderado del mercado del entretenimiento en América Latina. En 2024, por primera vez en la historia, el número de suscriptores de servicios de video vía streaming duplicó el de abonados a la televisión paga, alcanzando una cifra de 110 millones de usuarios. Los servicios de video por streaming, también llamados servicios over-the-top (OTT) transmiten contenidos multimedia directamente a los espectadores a través de internet, sin depender de la televisión por cable, red o satélite”.
El “streaming” ha sido clave para la expansión global de la música latina
Ante este panorama, las cadenas de televisión han comenzado a implementar estrategias de convergencia digital para no quedar rezagadas. Empresas como Televisa, de México, y Globo, de Brasil, han lanzado sus propias plataformas de streaming –ViX y Globoplay, respectivamente–, en un intento por competir en un mercado cada vez más digitalizado.
A pesar del declive, la televisión tradicional aún mantiene una ventaja en la producción de contenido local, especialmente en noticias y eventos deportivos en vivo. No obstante, las plataformas de streaming han comenzado a invertir en producciones originales dirigidas al público tradicional de la televisión, lo que refuerza la competencia y redefine el ambiente del entretenimiento en América Latina.
La música latina y su dominio global
El impacto del streaming no se ha limitado al cine, las series y la televisión. En el mundo de la música, plataformas como Spotify, Apple Music y YouTube han revolucionado la manera en que los artistas distribuyen y monetizan su trabajo. Esto ha sido clave para la explosión global de la música latina.
Géneros como el reguetón, la cumbia y la música urbana han alcanzado niveles de popularidad sin precedentes. Artistas como Bad Bunny, Karol G, Rauw Alejandro y Bizarrap han logrado millones de reproducciones en todo el mundo, dominando listas de éxitos y encabezando festivales internacionales. Esto habría sido impensable en la era del CD o incluso en la época de las descargas digitales, cuando la música latina tenía menos visibilidad en los mercados anglosajones.
Además, el modelo de negocio ha cambiado. Antes, los artistas dependían en gran medida de las discográficas para promocionar su música y acceder a audiencias globales. Hoy, las redes sociales y las plataformas de streaming permiten que cualquier músico con talento y estrategia digital pueda alcanzar el éxito sin necesidad de un sello discográfico.
De acuerdo al portal Statista, los ingresos de esta industria en la región alcanzaron los 96.000 millones de dólares en 2023, y se prevé que esta facturación llegue a los 116.000 millones de dólares en 2027. “Esta tendencia también se ha replicado en las cifras de Spotify, que registró un crecimiento del 55% en el número de usuarios mensuales activos a finales del 2023. Otras aplicaciones populares entre los latinoamericanos son YouTube, Apple Music y Google Music”, asegura.
No obstante, la monetización del streaming sigue siendo un tema de debate. Si bien los artistas pueden llegar a más personas, los pagos por reproducción son relativamente bajos, lo que ha llevado a cuestionamientos sobre la sostenibilidad del modelo para músicos emergentes.
De este modo, el panorama del entretenimiento en América Latina sigue en evolución. La competencia entre plataformas es feroz, y muchas han optado por estrategias agresivas para captar suscriptores, como promociones de bajo costo, producción de contenido local y alianzas con operadores de telefonía. La región enfrenta el desafío de aprovechar al máximo esta transformación, garantizando que el crecimiento del streaming beneficie tanto a la audiencia como a los creadores de contenido.
Un comentario
Y ni qué hablar de la oferta deportiva voluminosa que tenemos hoy en día: aumentan los canales de deportes y podemos estar viendo torneos y eventos deportivos 24/7