Cuando las tropas británicas saquearon el palacio imperial del reino de Benín, en 1897, se llevaron miles de objetos artísticos –los llamados “Bronces de Benín”– que tiempo después terminaron en los museos de varias potencias coloniales. Los que atesoraba Alemania, sin embargo, regresaron el año pasado a Nigeria (el Estado que hoy gobierna el territorio del antiguo reino), en una suerte de acto de reparación histórica en el que Berlín se desentendía del destino de lo devuelto.
Un año después, ¿ya accede el público nigeriano a contemplar los antiguos objetos?
Lo veremos más adelante. De momento, tomemos nota de que esta práctica de devolver bienes, además de resignificar y modificar las narrativas sobre los objetos expuestos, es lo que, en o…
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