Berlín.— Inspirados por el fauvismo, el cubismo y el rayonismo, los artistas del Jinete Azul iniciaron una de las vías hacia la abstracción a principios del siglo XX. Una exposición en Berlín desentraña las claves de este movimiento, destacando la relación entre forma, color y espiritualidad en su obra.
La exposición “Kosmos Blauer Reiter” (Cosmos Jinete Azul), que se celebra actualmente en el Gabinete de Grabados de la Galería Estatal de Arte de Berlín, rinde homenaje a este grupo de artistas liderado por Vasily Kandinsky y Franz Marc. A principios del siglo XX sentaron, con sus enfoques innovadores, una de las bases del arte moderno.
Familiarizados con las ideas fauvistas, cubistas y rayonistas, que influyeron en su camino hacia la abstracción, buscaban romper con las tradiciones académicas y crear una plataforma para un “arte nuevo”. Su visión se basaba en la idea de que la forma y el color poseen valores espirituales concretos. Así, el color azul simbolizaba para ellos el principio masculino y la espiritualidad en el arte, lo que inspiró el nombre del movimiento.
El nombre Jinete Azul se refiere en primer lugar a la casa editorial fundada en Múnich, en 1911, por Vasily Kandinsky y Franz Marc. Editaron el almanaque homónimo, una de las publicaciones más influyentes de la modernidad, además de organizar dos exposiciones. En esa época, Kandinsky comenzaba a distanciarse del impresionismo y el simbolismo, y exploraba figuras ecuestres que evocaban a los santos caballeros. En “Cosmos Jinete Azul” puede verse, por ejemplo, el grabado en color sobre madera Dos jinetes delante de rojo, de 1911.
Concretamente, la denominación Jinete Azul deriva de un cuadro del mismo nombre de Kandinsky, del año 1903, utilizado para ilustrar la portada del Almanaque de 1912, del que se pueden ver dos ejemplares en la actual exposición berlinesa. Esta obra programática recopilaba, en palabras de Franz Marc, “los más nuevos movimientos pictóricos en Francia, Alemania y Rusia; enseña sus finos hilos de conexión con el gótico y con los primitivos, con África y el gran Oriente, con el arte originario del pueblo tan fuertemente expresivo y con el arte infantil, especialmente en las tendencias musicales y teatrales más modernas de la Europa de nuestro tiempo”.
Además de Kandinsky y Marc, el movimiento –que nunca fue un grupo cerrado– incluyó a artistas como Gabriele Münter, conocida por sus paisajes expresionistas, quien convivió con Kandinsky entre 1909 y 1914 en Murnau, en la casa que en el pueblo se sigue conociendo aún hoy como “Casa Rusa”. En esta población bávara, situada unos 65 kilómetros al sur de Múnich en un magnífico paisaje de suaves colinas, bosques y lagos, antes de que comiencen las estribaciones de los Alpes, también vivieron Marianne von Werefkin y Alexej von Jawlensky. Estas dos parejas pueden considerarse como la “prehistoria” del Jinete Azul, que surgiría al sumarse Franz Marc –quien, con su esposa Maria, residía en el pueblo vecino de Sindelsdorf–. Este grupo inicial se amplió con figuras como August Macke, Paul Klee y Alfred Kubin.
Dos exposiciones
En la primera de las dos exposiciones del Jinete Azul, que se desarrolló de diciembre de 1911 a enero de 1912 en la Galería Thannhauser de Múnich, se presentaron 49 obras, no sólo de Kandinsky, Macke y Münter, sino también de Henri Rousseau, Albert Bloch, Heinrich Campendonk, Robert Delaunay y otros. Esta exposición itinerante recorrió varias ciudades, como Berlín y Colonia. La segunda muestra se desarrolló del 12 de febrero al 18 de marzo de 1912 en la librería y galería de arte muniquesa Hans Goltz. En ella se exhibieron 315 dibujos y la obra gráfica de más de 40 artistas.
El caballo azul es un símbolo recurrente en las coloridas obras de Franz Marc, como el óleo Torre de los caballos azules, desaparecido en 1945, pero reproducido en numerosas ocasiones, así como en las vistas urbanas de August Macke, también pintadas con colores vivos –de las cuales hay asimismo una muestra en la actual exposición berlinesa–, o los círculos y las Ventanas simultáneas del pintor francés Robert Delaunay, en las que desarrolló su nuevo estilo: el orfismo.
Sin embargo, la segunda de las exposiciones del Jinete Azul, en Múnich, se celebró con el lema Blanco y negro y se centró en el dibujo y la obra gráfica. Participaron en ella también artistas del grupo Die Brücke (El Puente), como Emil Nolde o Max Pechstein, junto a figuras como André Derain, Natalia Goncharova y Mijaíl Lariónov. En “Cosmos Jinete Azul”, uno de los capítulos aborda ahora esta temática.
En la muestra puede verse asimismo una de las obras que se presentó en esa segunda exposición de 1912: la litografía en blanco y negro Torre Eiffel, de Robert Delaunay, de aspecto cubista aún, que fue “redescubierta” entre la inmensa colección del Gabinete de Grabados durante los preparativos para “Cosmos Jinete Azul”. Delaunay –uno de los pioneros de la abstracción, junto con su esposa Sonia– tuvo una influencia decisiva sobre los artistas del Jinete Azul: a París acudieron Macke, Marc y Klee para conocerlo personalmente.
Franz Marc se autodenominaba “Jinete Azul” en su correspondencia con la poetisa Else Lasker-Schüler, utilizando postales ilustradas por él mismo. En una de 1912, Marc escribió: “El Jinete Azul presenta a Su Alteza su caballo azul”; se refería así al “Príncipe Yusuf de Tebas”, un alter ego de Lasker-Schüler. Y ella se dirigió a él, por ejemplo, con las palabras: “Mi querido, querido, querido jinete azul Franz Marc”. Doce de estas postales pueden verse en la exposición de Berlín.
Entre 1919 y 1920, la Nationalgalerie de la capital alemana adquirió 28 postales de Marc y 23 dibujos de Lasker-Schüler. A pesar de haber sido retiradas durante el nazismo por ser consideradas “arte degenerado”, fueron recuperadas posteriormente. En 1987, Peter-Klaus Schuster publicó las 28 postales de Marc junto con 14 dibujos de Lasker-Schüler en un precioso libro-catálogo: “En el presente catálogo se reconstruye en la medida de lo posible no sólo una de las amistades artísticas más importantes, sino también un fondo museístico único sobre el arte alemán del siglo XX”, escribe Schuster en la introducción.
Acuarelas y grabados
La actual exposición berlinesa ofrece una selección representativa del Jinete Azul, con obras procedentes del propio Gabinete de Grabados: desde acuarelas de August Macke hasta grabados en madera y aguafuertes de Kandinsky, pasando por ilustraciones de Gabriele Münter, Oskar Kokoschka y Heinrich Campendonk para la revista Der Sturm, editada en Berlín por Herwarth Walden. Además, se exhiben préstamos de colecciones privadas y de los Museos Estatales de Berlín, incluyendo los dos ejemplares del Almanaque.
Entre los tesoros de la muestra destaca la única copia existente del grabado en madera de Kandinsky titulado Fuga. La diversidad estilística del Jinete Azul se debe en gran medida a las teorías artísticas de Kandinsky, expresadas en su libro De lo espiritual en el arte, publicado en 1912.
La colaboración entre Kandinsky y Marc se disolvió con el inicio de la Primera Guerra Mundial: el primero tuvo que abandonar Alemania por ser ruso; el segundo fue llamado a filas y murió en Verdún en 1916. El legado del movimiento tuvo continuidad en la asociación Die Blaue Vier (Los Cuatro Azules), formada por Kandinsky, Paul Klee, Alexej von Jawlensky y Lyonel Feininger, que alcanzó notoriedad sobre todo en Estados Unidos con el nombre The Blue Four. Gabriele Münter encontró su propio camino a través de la confusión estilística de la modernidad, Campendonk combinó el agradable juego de formas de Marc y las obras abstractas de Kandinsky en una mezcla tan virtuosa como fugaz, y Jawlensky pasó del fauvismo a la abstracción figurativa. Precisamente, la exposición “Cosmos Jinete Azul” concluye con la litografía Desnudo femenino reclinado (1912) de Jawlensky.
Estos, entre otros muchos artistas influidos por el Jinete Azul, contribuyeron a que el movimiento, a pesar de su fugacidad, dejara una profunda huella en el desarrollo del arte moderno, al hacer hincapié en la espiritualidad, promover la abstracción y fusionar diferentes formas artísticas.