El Premio Cervantes 2024 ha sido para Álvaro Pombo, novelador de conflictos familiares y sentimientos profundos. Es una voz personalísima que sabe hablar con una lírica singular.
Pombo nació en Santander en 1939, ciudad que junto con Madrid suele ser el escenario habitual de sus novelas. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid y se licenció también como Bachelor of Arts en Filosofía por el Birkbeck College de Londres, ciudad donde vivió de 1966 a 1977.
En la capital británica trabajó en diferentes oficios y también escribió su primer poemario: Protocolo, que publicó en España en 1973 y que tuvo su continuación en Variaciones (1977); dos libros sin apenas repercusión. En 1977 publica Relatos sobre la falta de sustancia, que supuso su brillante irrupción en la literatura española. En 2004 ingresó en la Real Academia Española.
Homosexual reconocido, le han salpicado varias polémicas, como la que tuvo con la comunidad gay por su rechazo al matrimonio homosexual. Pero en su caso, por su personalidad, no han sido nunca polémicas agrias, pues Pombo, especialmente en los últimos años, se ha convertido en un personaje simpático, algo grotesco, que suele caer bien por su espontaneidad y sus originales opiniones.
Renovar el realismo
Ya en sus primeros poemarios y novelas publicados en los setenta y los ochenta se presenta con una voz nueva y distinta, con una manera de narrar y unos temas de fondo que le diferencian de lo que en esos años escriben los autores españoles de su generación. En el caso de Pombo, sus influencias literarias no son marcadamente españolas (salvo la de Juan Benet), ni tampoco su contexto social ni biográfico, en su caso muy anglosajón.
En sus primeros libros hay ecos de la literatura de Doris Lessing, Eliot, Rilke y de manera especial de Iris Murdoch, escritora que incluye en su literatura, como hará también Pombo, unas inquietudes y unos contenidos densos y hasta filosóficos. Como demuestra en sus primeras novelas, el mundo literario de Pombo va más allá del realismo y del costumbrismo que, como rechazo del experimentalismo, se puso de moda en aquellos años en la literatura española.
Su intelectualismo no llega a ser en ningún caso denso, ni convierte sus libros en novelas de tesis. Algún crítico ha señalado ciertas afinidades con las preocupaciones filosóficas y literarias de Miguel de Unamuno, aunque Pombo las ha negado.
Una amplia y densa obra literaria
En 1979 publica su primera novela, El parecido, y en 1983 aparece una de sus novelas más leídas, El héroe de las mansardas de Mansard, con la que obtuvo el Premio Herralde en su primera edición. Desde entonces, a buen ritmo, ha ido enriqueciendo su trayectoria literaria con bastantes novelas, algunos libros de relatos, varios poemarios más y un original libro de ensayo, La ficción suprema. Un asalto a la idea de Dios (2022), donde habla de uno de los grandes temas de su literatura: la religiosidad.
Como novelista merecen citarse El metro del platino iridiado (1990), Premio Nacional de la Crítica; Aparición del eterno femenino contada por S.M el Rey, Telepena de Celia Cecilia Villalobo, Donde las mujeres (Premio Nacional de Narrativa), El cielo raso, Contra natura y Santander, 1936. Su última novela lleva unas semanas en las librerías, El exclaustrado (2024).
Pombo suele centrar sus tramas en enfrentamientos familiares, con personajes que en muchas ocasiones proceden de una burguesía en decadencia
Pombo ha conseguido también el Premio Planeta, por La fortuna de Matilda Turpin y el Premio Nadal, por El temblor del héroe. Ha publicado, además, varias novelas que transcurren en otros momentos históricos distintos al contemporáneo, donde sitúa la mayoría de sus obras. Es el caso de La cuadratura del círculo, en la que buena parte del protagonismo lo tiene la figura de san Bernardo de Claraval, y Una ventana al norte, en la que algunas partes transcurren durante la revolución mexicana y la guerra de los cristeros. Las dos novelas son, sin embargo, pseudohistóricas, pues en algunos casos el rigor histórico pasa a un segundo plano, ya que lo que más le interesa es introducir sus habituales temas literarios.
Novelas de sentimientos contradictorios
El jurado del Premio Cervantes ha señalado de Pombo que “indaga en la condición humana desde las perspectivas afectivas de unos sentimientos profundos y contradictorios”. La crítica suele destacar la profundidad de sus planteamientos novelescos, en ocasiones muy filosóficos, que ha acertado a desmenuzar en unas obras literarias escritas con un exigente e intelectual tratamiento estilístico. Como en su última novela, El exclaustrado, Pombo reduce la acción a las afinidades y enfrentamientos entre diferentes personajes, motivados bien por relaciones del presente o que proceden de un pasado que en su momento unió y separó a los protagonistas. En la mayoría de sus obras son pocos personajes, muchos de ellos mujeres, los que despliegan sus sentimientos y problemas de conciencia y de identidad.
Pombo suele centrar sus tramas en enfrentamientos familiares, con personajes que en muchas ocasiones proceden de una burguesía madrileña y santanderina que se encuentra en estado de decadencia o descomposición y que ha perdido su sitio en el devenir de los acontecimientos históricos recientes.
Una visión heterodoxa de la religión
En la descripción de familias cerradas y a veces agobiantes, encaja también su visión de la religiosidad, tema que aparece en no pocas novelas y en muchos de sus personajes. Hay que destacar que Pombo es uno de los pocos escritores en los que la religión no se reduce a un extraño y obsoleto ingrediente costumbrista, descrito habitualmente de manera crítica e irónica, sino que la inquietud religiosa tiene entidad en sí misma.
Pombo ha mostrado en reiteradas ocasiones su aprecio por su formación religiosa, por la vida de piedad que le inculcaron sus padres, y por el deseo de dar a su vida un tinte religioso de transcendencia. Pero sus ideas sobre el sexo le alejan de la Iglesia y de la doctrina cristiana, lo que provoca en sus escritos un conflicto interior.
Pero Pombo aborda estos temas de manera muy distinta a como lo suelen hacer otros escritores también homosexuales, como se puede apreciar en Contra natura, novela donde la homosexualidad aparece mostrada de manera agónica y descarnada, sin caer, dice Pombo, en la superficial y trivialidad con que este tema aparece una y otra vez en otros escritores y en la sociedad en general. A Pombo le atrae una visión franciscana de la vida, más volcada en la caridad y la solidaridad. De hecho, ha escrito Vida de san Francisco de Asís, una biografía novelada del santo.
Enfrentamientos familiares y humor
Para Juan Antonio Masoliver Ródenas, uno de los críticos que más ha escrito sobre Álvaro Pombo, su literatura “está hecha de encuentros y enfrentamientos entre realidad e irrealidad, entre lo verosímil y lo inverosímil, entre la dignidad y la humillación, entre lo masculino y lo femenino”, además de mostrar “una obsesiva preocupación por la conciencia, la subjetividad y la vida interior, la singularidad y la identidad” (Voces contemporáneas. Acantilado. 2004).
Las obras de Pombo están atravesadas por un choque de sentimientos con los que define la sustancia, o falta de sustancia, de sus personajes
Su novela más canónica y celebrada, y un buen ejemplo de su narrativa intelectual, es El metro de platino iridiado, en la que llama la atención el tratamiento psicológico de los personajes, los conflictos que enturbian las relaciones de los miembros de una familia acomodada, el peso de la ironía y hasta de la parodia en el lenguaje de las relaciones familiares y la aparición de la comprensión y del amor como la solución estética y existencial a la tragedia.
Un rasgo habitual de su literatura, la presencia del humor, está muy presente en otra de sus grandes novelas: Aparición del eterno femenino contada por S.M. el Rey, con el fresco y chispeante relato, repleto de oralidad, que protagonizan varios niños que se aproximan de manera irremisible a la adolescencia. También merece destacarse Telepena de Celia Cecilia Villalobo, donde abandona los personajes femeninos que proceden de una burguesía ampulosa e ilustrada para convertir en protagonista a una mujer sencilla, nada sofisticada, secretaria de un escritor famoso recientemente fallecido, personaje con el que Pombo utiliza su largo monólogo para realizar un homenaje a la cultura popular.
Otra de sus grandes novelas es Donde las mujeres, en la que la narración arranca en la vida feliz de la infancia de la protagonista hasta sucesivas etapas vitales repletas de conflictos y aun de tragedias. Y ha tenido una excelente acogida su penúltima novela, Santander, 1936, ambientada en los prolegómenos y en la Guerra Civil española, de la que el crítico Luis Ramoneda, en su reseña publicada en Aceprensa, destacaba su prosa cuidada, sus descripciones precisas y sus expresiones de contenido más filosófico. Según Ramoneda, Pombo invita “a trascender de aquellos hechos tan dramáticos y a reflexionar sobre los sentimientos, la toma de decisiones, el heroísmo, el miedo, el patriotismo, la religiosidad…”.
Sentimientos con sustancia
Como novelista de la conciencia, las obras de Pombo están atravesadas por un choque de sentimientos con los que define la sustancia, o falta de sustancia, de unos personajes que suelen arrastrar un exceso de dramatismo en sus vidas y en sus relaciones familiares y amistosas. Todo ello contado con un estilo de gran intensidad poética y con un sugerente tono discursivo y conceptual que le aleja de los estándares más empleados en la literatura española actual. Pombo ha mantenido, con sus vaivenes y luces y sombras, su voz personalísima, evitando por lo general que se le encasille en las tendencias literarias más de moda y renovando la novela española contemporánea con unos argumentos repletos de ideas, sentimientos y espinosos conflictos personales y familiares.
Un comentario
Espléndido artículo; realmente Pombo, resulta siempre encantador, y se aprnde de su estilo. Lo vo valiente, libre, tierno