Encontrar la panacea, el remedio para todas las enfermedades, ha sido el sueño ilusorio perseguido durante siglos por chamanes, brujos y alquimistas. Al mostrarse irrealizable, médicos e investigadores han tenido que conformarse con metas menos ambiciosas. Con todo, en el último siglo algunos avances científicos han dado un vuelco al tratamiento de infecciones, insuficiencias orgánicas, tumores y dolores. Y así, farmacias y botiquines se han llenado de analgésicos, antibióticos, anticoagulantes, quimioterápicos, vacunas y antipsicóticos.
Pero no bastan. Bacterias y virus se han hecho resistentes, hay tumores que resurgen y demencias imparables. Descubrir fármacos ‘cuasi-milagrosos’, como la aspirina o el omeprazol, es el objetivo de la pode…
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