La bíblica sentencia “parirás con dolor” parece ser uno de los motivos del triunfo de la cesárea, el procedimiento por el cual la embarazada se somete a una intervención quirúrgica en toda regla para intentar evitar no solo los dolores físicos, sino eventuales complicaciones en el momento de dar a luz. Aunque de tanto “triunfar”, la técnica, que se ha vuelto prácticamente una alternativa a discreción de los deseos de paciente o, en algunos casos, de las necesidades económicas o de tiempo del médico, ha velado sus potenciales contraindicaciones.
Las mujeres que se someten a cesárea son más susceptibles de sufrir complicaciones en futuros partos
Un artículo publicado recientemente por The Economist describe las dimensiones que ha alcanzado el nacimiento por cesárea en sitios como Brasil, donde el 57% de los alumbramientos se producen por ese método. ¿Demasiado? Sin duda: la Organización Mundial de la Salud (OMS) precisa que un nivel “aceptable” de cesáreas estaría en que no representaran más del 15% de los partos, sin dejar de insistir en que ese 15% no es una meta a alcanzar, sino solo un límite que es aconsejable no superar.
El caso de Brasil tiene precedentes hasta cierto punto comprensibles. No fue sino hasta 1998 que las autoridades sanitarias comenzaron a sufragar la anestesia epidural. Con esta historia tan a la mano, y dado que el despegue económico brasileño de la pasada década posibilitó que se disparara el acceso a los seguros privados de salud, “más brasileñas decidieron que eran demasiado aristocráticas para pujar”, ironiza el semanario británico. “El temor a quedar atrapadas en uno de esos épicos atascos de tráfico de São Paulo, al ponerse de parto, fortaleció la idea de los nacimientos programados de antemano”.
Quizás por ello el gigante sudamericano ostenta ese 57% de cesáreas, frente al 31% que constituyen estas como promedio en el mundo, según la revista The Lancet. Por eso y por la economía… de los médicos, pues hasta el presente la práctica ha sido darles a los galenos una remuneración mayor por cesárea que por parto natural. No es de extrañar así la popularidad de los partos programados, al punto de que un hospital de São Paulo anunciaba un año atrás que su sala de maternidad solo admitiría clientas de 10 a.m. a 4 p.m., de lunes a viernes.
Es una concepción lamentable, según explica a Aceprensa el doctor Álvaro Ruiz Zambrana, del Departamento de Ginecología de la Clínica de la Universidad de Navarra: “Si te pagan por acto médico, en principio una cirugía se cobra más que un parto natural. Sería muy fácil inducir a una paciente a pensar que es mejor una cesárea que un parto. Todos conocemos casos en los que dices: ‘Esa cesárea yo no la hubiera hecho’. Y es una pena, porque es cierto que depende mucho del médico con el que le toca o de dónde va a dar a luz, y en ese momento el médico puede llevar a una persona a un punto en que no tiene más remedio que acceder ‘por el bien de mi hijo’”.
En EE.UU., una publicación constató que durante los días festivos nacían muchísimos menos niños
Partos programados… fuera de los días festivos
El recurso a la cesárea se ha vuelto bastante común, además de en Brasil, en sitios tan disímiles como Egipto y República Dominicana, donde también más de la mitad de los nacimientos se producen por esa vía. Según The Economist, en el país norteafricano las mujeres piden el procedimiento porque lo consideran el modo más seguro de tener a su bebé, mientras que en Latinoamérica se piensa que la cesárea garantiza que la mujer esté en condiciones de tener relaciones sexuales con más prontitud que si el parto fuera natural.
En China, entretanto, la asociación de ciertas fechas y números que, según las supersticiones locales, garantizarían una existencia holgada al niño por nacer, induce a las mujeres a programar el parto quirúrgico para el día auspicioso, además de que piensan que un chico con la cabeza perfectamente redonda –por no pasar por el canal de alumbramiento- es signo de prosperidad. Creencias aparte, se añade la realidad de que los hospitales no ofrecen alivio farmacológico a las mujeres en trance de parto, por lo que estas prefieren ahorrarse los dolores y pedir la cesárea.
Del otro lado del Pacífico, en EE.UU., algunos obstetras están más atentos a fenómenos más terrenales, como que no les coincidan los partos con los días festivos o los fines de semana. Así, una investigación de tres años, desarrollada por la revista Consumer Reports, halló que durante los festivos públicos nacían muchísimos menos niños. “Si una cesárea previa puede librarnos del evento, mucho mejor”.
En cuanto a España, las cesáreas constituyen en el presente el 25% de los partos, muy por encima de la recomendación de la OMS: “No es bueno un índice mayor al 10 o 15%, porque se supone que si hacemos más cesáreas que estas, algunas las estamos haciendo innecesariamente”, afirma el doctor Ruiz Zambrana.
“Es verdad –añade– que hay cuestiones que influyen, como, en la medicina privada, que un médico cobre más por efectuar la cesárea, o que pueda programarla para buscar la compatibilidad con otros hospitales y así atender a su paciente privada para que esté contenta, o por vacaciones, o porque la paciente la pide y él cede. Pero esto no debería ocurrir nunca. Hay casos excepcionales que se pueden considerar, pero son eso: excepcionales. Lo normal es que se siga el criterio médico y se individualice cada situación. Una causa puede ser el sufrimiento fetal, o que intentes hacer un parto o una inducción, y fracase. Son casos en que no lo puedes evitar”.
El 57% de todos los partos en Brasil se efectúan por cesárea
Si no es estrictamente necesario, evitarlo
El informe Tendencias en el parto por cesárea por país y segmento de riqueza, de la OMS, alerta de que los partos quirúrgicos innecesarios pueden incrementar el riesgo de mortalidad materna, muerte neonatal o ingreso del recién nacido en las unidades de cuidados intensivos.
Ciertamente, el texto se centra más que nada en la cara contraria del fenómeno: la dificultad de las gestantes de unos 42 países en desarrollo de África y Asia para acceder a un parto quirúrgico en caso en necesidad, y constata que en unas 10 naciones africanas el porcentaje de cesáreas no llega ni al 2%, signo del déficit general del sistema de salud pública. Un índice “normal” en tal sentido, según diversas fuentes, sería que constituyeran el 5% de todos los partos.
Sin embargo, los investigadores de la OMS hacen un aparte para anotar que en el sudeste asiático, tanto como sucede en los países donde las madres pueden pagarse un buen seguro privado, son las mujeres con mayores ingresos las que se someten a más cesáreas de las que deberían, por lo que también se colocan en situación de correr efectos adversos, entre ellos, eventuales complicaciones en los futuros partos, como la denominada “placenta previa”, que sobreviene cuando la placenta bloquea la salida del bebé a través de la cérvix.
“El parto es infinitamente mejor –asegura el doctor Ruiz Zambrana–. El riesgo de morbi-mortalidad que se calcula para una cesárea es 10 veces mayor que el de un parto, y hay complicaciones particulares que no se verifican en un parto natural, en el que la recuperación es mucho mejor. Una cesárea, por ser una cirugía, tiene peligros más frecuentes de infección, de sangrado, de trombosis, y más riesgos, de cara a futuras gestaciones, de que la placenta se inserte mal, o de que la sutura pueda fallar, o problemas con la anestesia”.
Quizás algunas de estas razones estén motivando que algunos países den marcha atrás en su entusiasmo por la cesárea. El NHS (el sistema de salud pública del Reino Unido), que hoy efectúa dos veces más partos quirúrgicos que en 1990, está informando a las gestantes de los riesgos de la cesárea y de la necesidad de evitarla si no es estrictamente necesaria. Otro tanto está haciendo China, y aun Brasil, que ha emprendido un programa piloto para readiestrar al personal de unos 28 hospitales en cómo brindar asistencia a un parto natural.
Según una especialista brasileña, se necesitarían modelos al estilo de Kate Middleton, que ha dado a luz de forma natural a sus dos hijos, o una telenovela que ponga en valor el procedimiento “de toda la vida”. “Una telenovela sería genial”, apunta, sabedora de que el género, que refleja muchas causas sociales del país, cuenta con buen tirón entre sus compatriotas..