Cáncer: aumentan los casos, pero hay buenas noticias

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Charlss GonzHu / Pexels

El emperador de todos los males: así tituló hace quince años su conocida “biografía del cáncer” el oncólogo Siddhartha Mukherjee, que mereció el premio Pulitzer de no ficción en 2011. Responsable de al menos la cuarta parte de los fallecimientos en el mundo, la amenaza del cáncer, con su siniestro cortejo de metástasis, quimioterapia, radiaciones, calvicie, caquexia y paliativos, es más aterradora que las de un infarto o un ictus, y eso que nos viene acompañando desde los albores de la humanidad.

Que el cáncer esté superando a las enfermedades circulatorias como principal causa de muerte significa que estas últimas se van reduciendo o controlando mejor. Es decir, sería una tendencia positiva que repercutiría en una mayor esperanza de vida, pues, además, como señalan las últimas estadísticas, el aumento de los casos de cáncer no está implicando un aumento proporcional en la mortalidad. Al bajar las enfermedades circulatorias y subir ligeramente las cancerígenas, normalmente en mayores de 65 años y con tasas de curación o contención crecientes, el resultado es más años de vida en términos globales.

Gracias a los avances diagnósticos y terapéuticos de las últimas décadas, a las campañas de prevención y al aumento de los cribados, el porcentaje de curaciones ha ido creciendo sobre todo en menores de 65 años (dos tercios de las víctimas son hoy mayores de 65). Los oncólogos insisten en que el 40 % de los tumores serían prevenibles con un estilo de vida saludable que evite el tabaco, el alcohol, la carne procesada, la obesidad, el sedentarismo, la radiación solar ultravioleta y una dieta basura. ¿Y el otro 60 %? Pura biología: errores inevitables de la continua división celular, mutaciones malignas, obsolescencia evolutiva, desgaste que impide corregir los defectos de transcripción a través de los mecanismos de supresión tumoral, entre otros factores.

Menos letalidad

El último informe de la OCDE y la Comisión Europea, enmarcado en el Plan Europeo de Lucha contra el Cáncer, analiza los datos y avances en los 27 Estados miembros de la UE más Islandia y Noruega, y destaca cuatro mensajes principales: los casos de cáncer siguen creciendo debido sobre todo al envejecimiento de la población, pero su mortalidad disminuye; mejoran algunos factores de riesgo, como las tasas de tabaquismo o el consumo de alcohol, con la notable excepción de la obesidad; decaen ligeramente los esfuerzos de detección en algunos tipos de cáncer, como el de mama y el de cuello de útero, pero aumenta el cribado del colorrectal; por último, la mejora de las tasas de supervivencia está impulsando programas de rehabilitación y reintegración para los afectado mientras que,  a la vez, se extienden los servicios de cuidados paliativos que redundan en la calidad y cantidad de vida.

En la mayoría de países de la OCDE, la mortalidad está descendiendo, especialmente en algunos tipos de cáncer

El balance general registra una disminución de las tasas ponderadas de mortalidad del 12 % entre 2011 y 2021, aunque en Bulgaria y Chipre ha aumentado. Si a veces la impresión social es negativa, se debe a esa combinación del envejecimiento de la población –que, por imperativos biológicos, aumenta la prevalencia del cáncer– y al incremento de casos “cronificados”, como es frecuente en los de próstata.

En España, por ejemplo, la supervivencia neta a 5 años de los pacientes diagnosticados en el periodo 2008-2013 fue del 55,3 % en los hombres y del 61,7 % en las mujeres (seguramente hoy, diez años después, esas cifras sean más elevadas). En varones, fue del 90 % en los cánceres de próstata y de testículo, y del 86 % en el de tiroides, frente al 7 % en el cáncer de páncreas, el 12 % en el de pulmón, el 13 % en el de esófago y el 18 % en el de hígado. En las mujeres, el cáncer de tiroides tuvo una supervivencia neta del 93 %, el melanoma cutáneo, del 89 %, y el cáncer de mama, del 86 %; mientras que en el de páncreas fue del 10 %, en los de hígado y esófago, del 16 %, y en el de pulmón, del 18 %. Estos valores son similares a los de otros países desarrollados, se han duplicado en los últimos 40 años y es probable que, aunque lentamente, continúen aumentando.

España: más detección precoz

En España, según el reciente informe de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), se estima para 2025 una incidencia de 296.103 casos, de los cuales 176.981 afectarán a mayores de 65 años y 16.508 a menores de 45. En 2023, murieron en nuestro país por cáncer 115.889 personas, el 26,5 % del total. Según estas cifras, la mortalidad anual es menos de la mitad del número de casos; hay que tener en cuenta que muchos se curan y otros se “cronifican”.

Como se explica en el informe de la SEOM, además de por el envejecimiento demográfico y la exposición a factores de riesgo (tabaco, alcohol, contaminación, obesidad y el sedentarismo, entre otros), en las últimas décadas el número absoluto de cánceres diagnosticados en España ha crecido a causa del aumento poblacional (en 1990 la población era de unos 38.850.000 habitantes, mientras que en 2024 se sitúa en 48.946.035) y, en algunos tipos de cáncer, como el colorrectal y los de mama, cérvix o próstata, por el incremento de la detección precoz. “De hecho, si los programas de detección precoz son adecuados, primero conducen a un aumento del número de casos y, luego, a una posible disminución, un mayor diagnóstico de carcinomas in situ y también a una reducción de la mortalidad. Debido a la combinación de estos factores, puede ocurrir que, a pesar de que la exposición a factores de riesgo no varíe a lo largo del tiempo, el número absoluto de casos aumente debido a los otros dos factores (aumento poblacional y envejecimiento)”. En la Unión Europea se estima, en este sentido, que el número de nuevos casos aumentará un 18 % entre 2022 y 2040.

Diferencias por sexo, país y nivel educativo

A nivel mundial, en 2022 se registraron, según la International Agency for Research on Cancer, casi 19 millones de nuevos casos y unos 10 millones de muertes. El informe europeo contabiliza 2,7 millones nuevos de casos y 1,15 millones de muertes, con una incidencia de 572 casos por 100.000 habitantes (684 en hombres y 488 en mujeres).

Los datos muestran que la prevalencia del cáncer difiere según las tasas de tabaquismo en un país, el sexo del paciente y su nivel educativo

Entre los hombres europeos, la mitad de la incidencia del cáncer se debió a los de próstata, colorrectal y pulmón, un porcentaje similar al que para las mujeres representaron los de mama (casi el 30% del total), colorrectal y de pulmón (significativamente menos frecuente que en hombres).

Estos datos globales enmascaran las notables diferencias que se dan entre la Europa oriental y la occidental. Por ejemplo, la incidencia de cáncer de pulmón en hombres osciló entre 39 casos por 100.000 habitantes en Suecia y 139 por 100.000 en Hungría, un 46 % más que el promedio de la UE (95 por 100.000). Las variaciones se deben principalmente a las diferencias en las tasas históricas de prevalencia del tabaquismo.

Aparte de la brecha entre países más y menos desarrollados, hay también divergencias entre sexos: en cáncer colorrectal, por ejemplo, los hombres tienen tasas de incidencia un 60 % más altas que las mujeres. Y es bien sabido el papel protector de un mayor nivel educativo: en 15 países de la UE con datos disponibles, la mortalidad por cáncer entre los hombres con niveles educativos bajos fue un 84 % más alta que la media; en las mujeres, la diferencia no es tan abultada (37%).

Aunque el tabaquismo ha disminuido en todos los países de la UE, excepto en tres, entre 2012 y 2022 (del 22% al 18%), sigue siendo el principal impulsor evitable del cáncer, culpable de casi el 20 % de todas las muertes por cáncer en 2021. La media de fumadores es del 23 % para los hombres y del 14% para las mujeres.

De modo paralelo, el consumo de alcohol ha disminuido en dos de cada tres países de la UE entre 2010 y 2022. En 2022, el consumo medio fue de 10 litros por persona de 15 años o más. Hay también avances en la reducción de la contaminación del aire y en la exposición a productos cancerígenos, como el amianto.

La obesidad es la otra cara de la moneda: más de la mitad de la población adulta tiene sobrepeso en 23 países de la UE, mientras que entre los adolescentes ha aumentado de media un 21 % (en tres países, entre ellos España, el aumento es mucho menor). Una mala alimentación y la falta de actividad física podrían explicar, junto a otros factores inflamatorios y un microbioma alterado, el repunte de algunos tumores en menores de 40 años, sobre todo el colorrectal.

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