Podcast especial: Francisco, claves de un pontificado

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El Papa, en su visita a Irak (7-03-2021). (Foto: Berci Feher / Zuma Press - Europa Press)

Con motivo del fallecimiento del Papa Francisco, desde el podcast de la redacción de Aceprensa, Para no hablar del tiempo, hemos abordado con varios expertos algunas de las claves de su Pontificado. 

Aunque la relevancia política del papado es indudable, y de ahí que muchos presidentes y otros líderes vayan a acudir al funeral de Francisco, el Papa no deja de ser, sobre todo, un pastor. Un sacerdote. Específicamente, el obispo de Roma. Y por eso, el ambiente en las calles de Roma, de “su parroquia”, que es al mismo tiempo una parroquia universal, es un buen termómetro para conocer la importancia de este papado. 

Concretamente en la plaza de San Pedro ha estado Clara Fontan, que señala el afecto con el que los romanos han despedido a su obispo y destaca la presencia de familias: “Muchos han venido con sus hijos, por cariño y conscientes de estar viviendo un acontecimiento histórico”. 

A nadie se le escapa el simbolismo de que el último acto del Papa fuera precisamente recorrer la plaza de San Pedro, donde, desde el inicio de su Pontificado, ha pasado muchas horas. Raimo Goyarrola, obispo de Helsinki, destaca ese esfuerzo del Papa por levantar el brazo para dar su última bendición: “Es un gesto que resume su vida, ese transmitir las bendiciones de Dios y ese sentirse tan bendecido por Dios”. Goyarrola, que ha podido encontrarse personalmente con el Papa diez veces, recuerda el divertido pique que mantuvo con Francisco sobre si el finisterre era Finlandia o Argentina, y el detalle del Papa cuando le regaló su anillo episcopal: “Era un hombre bueno, con un grandísimo corazón y un gran sentido del humor”. 

La revolución de la comunicación…

Estos días, los medios han destacado el estilo comunicativo del Papa Francisco. Un estilo que ha estado marcado por su cercanía a los medios. Y eso que, como señala Yago de la Cierva, profesor del IESE y experto en comunicación institucional, no ha sido siempre así en la vida de Jorge Bergoglio: “Podemos decir que Francisco ha sido un converso de la comunicación. Cuando era arzobispo de Buenos Aires solo concedió una entrevista y, sin embargo, durante su Pontificado han sido más de doscientas entrevistas largas”. 

De la Cierva destaca cuatro características de la comunicación en este periodo: “La primera, que lo que importa no es lo que se dice, sino lo que se hace. Podríamos resumir su política comunicativa en una frase: primero abrazo y luego explico. Otro aspecto en que Francisco destacó fue en usar gestos y símbolos para comunicar ideas. Muy unido a lo anterior está su capacidad de acuñar frases memorables: “quién soy yo para juzgar”, la Iglesia como un “hospital de campaña”, “¡hagan lío”, “pastores con olor de oveja”… son frases que se quedan en la memoria y, por eso, su efecto se prolonga. Por último, en comunicación siempre hay tensión entre ser precisos y ser naturales. El Papa siempre se inclinó por la cercanía personal, aun a costa de la precisión. Y tenía razón: la comunicación no es mera transmisión de contenidos, es una relación humana”. 

De la Cierva explica cómo este modelo comunicativo, junto con grandes ventajas, tiene también lógicamente algunos riesgos, puesto que prioriza la proximidad más que la prudencia.

También es cierto que, en relación con la comunicación, el Papa ha tenido que bregar en un mundo muy polarizado y en el que no ha dejado de haber debates interesados para, como han recordado algunos análisis estos días, “arrimar al Papa a su sardina”. Los marcos de confrontación, que ahora mismo se subrayan con motivo del Cónclave, han acompañado al Papa Francisco, y se le han adjudicado diversos amigos y enemigos. 

Dentro de estos marcos, uno de los relatos más constantes en los medios, especialmente en los españoles, ha sido su supuesta enemistad con el Opus Dei. Mónica Herrero, que ha trabajado en la dirección de la comunicación del Opus Dei durante el pontificado, explica cómo estas dinámicas de confrontación distorsionan la verdad, y cómo el relato puede con el dato: “Por encima de los titulares, hay datos concretos del afecto del Papa Francisco hacia el Opus Dei: ha beatificado al sucesor de san Josemaría y, lo que es más importante, a la primera mujer laica del Opus Dei, ha mantenido frecuentes audiencias con el prelado, ha manifestado en alguna entrevista que el Opus Dei trabaja bien en la iglesia, y uno de sus últimos textos ha sido una carta a los jóvenes que participaban en el UNIV, que es una actividad promovida por el Opus Dei”. 

En relación con el polémico motu propio “Ad Charisma Tuendum” (un documento firmado por el Papa en julio de 2022 en el que, entre otros asuntos, se instaba al Opus Dei a una revisión de sus estatutos), a Mónica Herrero le parece que también refleja un gesto del interés y aprecio del Papa por esta institución, y lo enmarca dentro del proceso de reforma de la Iglesia y de la reflexión que Francisco ha pedido a muchas otras instituciones de la Iglesia. “Más allá de lo jurídico, que sería bastante más complejo de abordar, yo me quedo con lo que ha supuesto esa invitación a profundizar en el carisma, entendido como un don del Espíritu confiado a san Josemaría. Me parece que, en el marco en el que está el Opus Dei ahora, de preparación hacia su centenario, es un impulso muy especial”. 

…y la no renovación doctrinal

A pesar de que el estilo comunicativo haya sido innovador y de que al Papa Francisco se le haya dado el título de gran reformador, su pontificado ha tenido mucho de continuidad. De hecho, su primera encíclica es, en realidad, un trabajo comenzado por Benedicto XVI, en quien también encontramos la expresión, que Francisco ha popularizado, de que el nombre de Dios es Misericordia. 

De Benedicto recoge también el Papa Francisco el complejo testigo de gestionar la crisis de los abusos de la Iglesia. Tal y como explica Yago de la Cierva, es durante el pontificado del predecesor de Francisco cuando se impulsan las principales reformas: aumento de las penas, ampliación de la prescripción, expulsión exprés de abusadores y reforma de los seminarios. Durante el reciente pontificado, “se completó esa reforma jurídica y se puso el centro en la atención a las víctimas”. 

También en el aspecto doctrinal ha destacado la continuidad. Como explica el obispo Robert Barron, se pueden leer los mensajes del Papa Francisco como complementarios a los de San Juan Pablo II: “Creo que una manera de interpretar los pontificados es siguiendo estas líneas. San Juan Pablo II presentó a los jóvenes un ideal moral muy elevado. Pero, ¿qué hago cuando fallo? ¿Qué hago cuando no estoy a la altura de ese ideal? Ahí entra la Divina Misericordia, el leitmotiv del Papa Francisco: ‘vengan al hospital de campaña’”. 

Un pastor con olor a oveja 

Más allá de las palabras, o más acá, Francisco era un Papa de distancias cortas. La cercanía y la ternura del Papa Francisco son aspectos que destacan los que han tenido la oportunidad de mantener encuentros personales con él. Es el caso de Patuca Fernández, abogada especializada en migraciones, que viajó a Roma para compartir con el Papa su preocupación por las muertes de los inmigrantes en las fronteras. La abogada describe su experiencia como “un encuentro personal, una catequesis y una confirmación en la vocación”. Cuenta cómo el Papa se confió a la oración durante distintos momentos de la conversación, y nos revela cuál fue el origen de aquel icónico momento en el que Francisco atravesó en silencio y en solitario la Plaza de San Pedro durante la pandemia de COVID-19. 

La misma humanidad experimentó Alicia, jurista en un centro penitenciario de Madrid. Ella, amiga cercana del capellán Javier, quien lleva años trabajando con los internos, cuenta cómo una confesión realizada en un cuarto de basuras —el único espacio ofrecido por un funcionario— impactó tanto al papa Francisco que decidió llamar personalmente al capellán en repetidas ocasiones hasta lograr hablar con él. De ese gesto nació una relación entre ambos, con intercambio de cartas, visitas a Roma y constantes mensajes de apoyo a los internos. Finalmente, el Papa invitó a un grupo de internos, familiares y profesionales del centro a su residencia, donde les recordó que Dios lo perdona todo y que jamás hay que mirar a nadie desde arriba si no es para ayudarle a ponerse en pie. 

“Al irnos –relata Alicia–, él necesitaba ayuda para levantarse porque iba con su andador. Entonces miró a uno de los internos y dijo: ‘Por favor, ¿me podrías ayudar a levantarme?’ Fue un momento de gran ternura, de decirle: ‘tú puedes, tú puedes ayudar, ayúdame tú a levantarme’”.

Puedes escuchar el podcast especial sobre el Papa Francisco a continuación o haciendo clic aquí.

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