Alfred Herrhausen, presidente del Deutsche Bank, se distinguió por su espíritu reformista. Su impulso a la condonación de la deuda de los países más pobres, su firme apoyo a las reformas de Gorbachov, y su defensa de un sistema financiero moderno y globalizado con responsabilidad social, le granjearon tanto admiradores como detractores. Un atentado con bomba acabó con su vida el 30 de noviembre de 1989, cuando contaba 59 años. Aún hoy continúa sin haberse esclarecido quién estuvo tras ese crimen.
La directora Pia Strietmann imprime a la miniserie una narrativa intensa y de gran riqueza visual. La fotografía de Florian Emmerich, caracterizada por tonos fríos y atmósferas claustrofóbicas, resalta las rígidas estructuras jerárquicas del mundo financiero, especialmente en la hermética sala de reuniones del Consejo de Administración. El diseño de producción aporta un toque moderno a la estética de finales de los años ochenta. Oliver Masucci ofrece una sobresaliente interpretación del protagonista, equilibrando carisma y complejidad psicológica. También cabe destacar el trabajo de Julia Koschitz en el papel de esposa del banquero.
El dinámico ritmo de la historia se entrelaza con momentos de introspección que revelan la dimensión más humana de Herrhausen. Las secuencias oníricas, oscuras y recurrentes, funcionan como presagios visuales de la amenaza latente que le rodea, aportando tensión y profundidad a la narrativa.
