La importancia de comer en familia

Fuente: Frankfurter Allgemeine Zeitung
publicado
DURACIÓN LECTURA: 2min.
Comer en familia

Comer en familia no es solo una cuestión de nutrición, sino un acto fundamental para el desarrollo emocional, social y psicológico de los niños. Así lo destacan algunos expertos en un artículo publicado en Frankfurter Allgemeine Zeitung.

René Hurlemann, director médico de la clínica Karl-Jaspers en Bad Zwischenahn (Baja Sajonia), afirma que “cuando las familias comen juntas con regularidad, no solo disminuye el número de casos de depresión, ansiedad y adicciones, sino también el de embarazos adolescentes”. Además, subraya que “se subestiman los aspectos tan positivos de este ritual familiar”, que fortalece la comunicación, los vínculos afectivos y la salud emocional, y que además “es una medida contra la soledad”.

Según Christine Ordnung, que dirige el Instituto Germano-Danés de Terapia y Asesoramiento Familiar en Berlín, refuerza esta idea: “La comida y las relaciones son alimentos”, dice, y las experiencias vividas en torno a la mesa marcan a las personas de por vida. Defiende que “la mesa es el motor de la familia”, ya que allí se convive, se habla, se discute y se comparten experiencias. Cada familia debe construir su propio estilo y añade que “los niños experimentan cómo sus padres afrontan las preocupaciones y los conflictos, si se resuelven de forma pacífica. Esto estimula el aprendizaje a partir del modelo”.

Por su parte, la psicóloga Elisabeth Raffauf señala que se trata de hacer que la convivencia sea agradable, y que eso transmite el mensaje de que “tú eres importante para nosotros”. A pesar de que algunos adolescentes puedan quejarse, esa atención y ese cariño “llegan” y fortalecen a los padres en su rol. Raffauf reconoce que la vida diaria dificulta estos encuentros, pero insiste en la importancia de mantener al menos una comida al día en común. Así, anima a los padres a que “dejen claro que comer juntos debe ser la norma siempre que podamos”.

Hurlemann, que tiene una cátedra de Psiquiatría y Psicoterapia en la Universidad de Oldenburg, afirma que hablar durante las comidas “alivia” y fortalece la autoestima y la resiliencia de los niños, y también mejora sus hábitos alimenticios… “siempre y cuando los dispositivos electrónicos no tengan ningún papel durante las comidas”. Piensa que es positivo que surjan discusiones, siempre que se gestionen de forma saludable.

El ambiente debe ser relajado, sin convertir la mesa en un espacio de control o juicio. Raffauf advierte: “No hay que fijarse en cómo come mi hijo… Para muchos, eso solo supone estrés”, y añade que “la cena no es el momento para los interrogatorios”. Ordnung sugiere incluso evitar temas escolares para no romper la armonía.

El texto concluye de manera esperanzadora, insistiendo que nunca es tarde para empezar. Pueden ser cenas familiares, brunch los sábados o comidas con los abuelos.

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