Pensar la tecnología

Pensar la tecnología

EDITORIAL

CIUDAD Y AÑO DE EDICIÓNBarcelona (2024)

Nº PÁGINAS256 págs.

PRECIO PAPEL24,90 €

PRECIO DIGITAL10,99 €

GÉNERO

El mundo tecnológico va demasiado deprisa, de modo que nos cuesta familiarizarnos con tanto avance. En general, los ciudadanos de a pie nos movemos entre la perplejidad y el desconocimiento y no sabemos a qué atenernos. Las celebridades intelectuales tampoco nos ayudan mucho, con sus explicaciones confusas y su moralismo hiperbólico. Afortunadamente, también hay autores que han estudiado bien el tema, y explican con claridad lo que sucede con la tecnología y cómo puede afectarnos.

Uno de los mejores exponentes y divulgadores en español de la llamada filosofía de la tecnología es Antonio Diéguez, catedrático de Filosofía de la Ciencia en la Universidad de Málaga y experto en las corrientes transhumanistas. Pensar la tecnología, de hecho, tiene algo de síntesis de sus libros anteriores, pero también de actualización, y se halla escrito de un modo amable y accesible para los no expertos.

El autor empieza clarificando conceptos y marcando los porosos límites de la disciplina. También nos anuncia desde dónde habla: la herencia de Ortega y Gasset. Diéguez argumenta impecablemente que la obra Meditación de la técnica es la mejor guía que uno puede encontrar para adentrarse en la materia, porque no es tecno-utópica ni catastrofista; deja a la tecnología en su justa medida, como por otro lado hace Diéguez en su recomendable ensayo. Partiendo de la idea de que la técnica hace posible la vida propiamente humana, para el autor no tiene sentido rebelarnos contra ella o considerarla algo accesorio. Pero recomienda que estemos alerta ante su posible “hipertrofia”.

A lo largo del ensayo, Diéguez aborda temas como las consecuencias políticas de la IA, el transhumanismo, el futuro de la bioética o la posibilidad de alterar la naturaleza humana mediante la ingeniería genética. Hay mucha sensatez y equilibrio en su exposición; asimismo, es riguroso, y son de agradecer las constantes referencias a libros especializados, por si el lector quiere ampliar sus conocimientos.

Lo más grato de Pensar la tecnología, además de la claridad expositiva, es la defensa que hace el autor del desarrollo de la tecnología; pero al tiempo exige que en esos avances no se abandonen los principios del humanismo occidental. El progreso no debe requerir que dejemos de ser “homo sapiens”, con todas nuestras fallas y limitaciones. Está muy bien, parece querer sugerirnos, que la IA nos diga cómo construir fuentes de energía más eficientes, o llegar a Marte, pero lo importante es que alcancemos estos logros sin alterar nuestra esencia, siendo, en definitiva, la misma especie que dominó el fuego hace unos pocos miles de años, no una mutación de ella lograda en un laboratorio.

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