En el año 2003, el primer ministro serbio, Zoran Djindjić, fue asesinado a tiros a las puertas del edificio del Gobierno en Belgrado. Su muerte desestabilizó los intentos por normalizar un país en el que, tras la caída y condena de Milošević, las acciones del nuevo gobierno demócrata se veían boicoteadas por las mafias y por miembros de las fuerzas especiales que no aceptaban el cambio de régimen. “Operación Sabre” fue el dispositivo de emergencia que se inició tras el magnicidio. Esta serie, un thriller de investigación de base histórica, retrata muy bien el caos y la corrupción que dominaron en muchos de los antiguos países comunistas tras la caída del Telón de Acero.
Cuatro personajes adentran al espectador en el proceso de investigación del crimen y en el organigrama del poder: una periodista, dos agentes de policía y un joven captado por el clan Zemun. A través de ellos, al más puro estilo del periodismo de investigación, se va conociendo el desarrollo completo de los acontecimientos y la peligrosa telaraña que envuelve a las distintas instituciones del país. En cierto sentido, la serie es también un homenaje a la figura del premier Zoran Djindjić, al mostrar su lucha contra la corrupción y el crimen organizado, para lo que incluye material de archivo e imágenes reales de los hechos.
La serie es dura y compleja en ocasiones por la trama argumental, que requiere atención para no perderse en el intrincado laberinto serbio. Pero su ritmo es ágil y resulta muy interesante por acercarnos a unos hechos cercanos en el tiempo pero no demasiado conocidos en Europa occidental. El retrato de cada uno de los cuatro protagonistas es sin duda el aspecto más logrado de la ficción: personajes profundos que experimentan su propia evolución y que hacen reflexionar sobre la complejidad moral de aquel contexto político, donde la honestidad personal y la búsqueda de la verdad podían acarrear peligrosas consecuencias personales.
