Paddington (el oso que protagoniza la saga de libros escritos por Michael Bond) vive instalado desde hace años en la casa de los Brown, cuando recibe una carta de Perú con noticias inquietantes: su querida tía Lucy está enferma. Sin pensárselo dos veces, decide emprender un viaje a Sudamérica y poder estar con su tía. Le acompañan todos los miembros de la familia Brown, que también ven la ocasión como una oportunidad para reconectar entre ellos. Pero una vez allí, la monja directora del asilo para osos jubilados les dice que la tía Lucy ha desaparecido. Su búsqueda les llevará a subirse a bordo del barco del misterioso explorador Hunter Cabot y su hija Gina.
Aunque esta tercera entrega mantiene el encanto del personaje y ofrece momentos entretenidos –y una recreación de paisajes espectaculares–, pierde la chispa y la imprevisibilidad de sus predecesoras. Parece como si Paul King, que cede el paso en la dirección a Dougal Wilson, se hubiera llevado la magia a Wonka. Esto no quita que siga siendo una entretenida película familiar, sobre todo para los más pequeños, con homenajes a otras películas como Sonrisas y lágrimas o Indiana Jones.
Quizás uno de los grandes alicientes sea la participación de Antonio Banderas, como el explorador hispano Hunter Cabot, que ofrece unas secuencias muy simpáticas con Paddington.
