El estreno de Vaiana hace ocho años sorprendió por la calidad de su animación en 3D (hoy no sorprende, aunque sea excelente), por sus paisajes y sus cantos. Vaiana, hija del jefe, con ayuda del semidiós Maui, salvó a su isla de la escasez de pesca y de la estrechez de miras. La nueva historia es, en realidad, la misma. Vaiana se ha convertido en líder de su tribu y va a superar una vieja maldición que había reducido a su pueblo al aislamiento y al peligro de extinción. Nuevamente estará acompañada por su cerdo y su gallo, y contará con la ayuda de Maui.
El arranque es bueno, muestra el regreso a casa y el éxito de la joven Vaiana, ahora avezada exploradora. La tierna escena familiar está a cargo de la hermanita de Vaiana, entrañable y divertida. Pero cuando llegó el momento de abocetar la nueva misión, los guionistas se quedaron sin ideas. En su lugar montaron un carrusel de aventuras en las que vuelven a aparecer los cocos piratas, monstruos marinos, dioses enfadados, rayos y truenos, Maui y, por supuesto, una Vaiana llena de recursos. Todo bien envuelto y acabado, pero falto de guion. La banda sonora brilla con cantos polinesios, los temas modernos son bastante impersonales.
Con todas sus carencias, resulta un buen filme de animación, entretenido y familiar. Los pequeños lo apreciarán, sobre todo si solo han visto a la primera Vaiana en pantalla pequeña.