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El viejo incendio

TÍTULO ORIGINALLe vieil incendie

CIUDAD Y AÑO DE EDICIÓNMadrid (2023)

Nº PÁGINAS148 págs.

PRECIO PAPEL17 €

PRECIO DIGITAL8,49 €

TRADUCCIÓN

GÉNERO

El viejo incendio trata como tema central la memoria familiar y la amalgama y contención de sentimientos debidos al reencuentro de dos hermanas tras media vida sin verse. Agathe se ha olvidado prácticamente de su familia. Con 16 años, dejó atrás su Périgord natal y se instaló en Nueva York, donde trabaja como guionista. Sin embargo, se ve obligada a regresar: su padre falleció pocos años antes y se ha acordado la venta de su casa. Tiene apenas diez días para vaciarla. Este viaje implica volver a ver a su hermana pequeña, Véra, afásica desde su infancia, poco después de que su madre los abandonara.

Elisa Shua Dusapin (Francia, 1992) es hija de padre francés y madre surcoreana. Su multiculturalidad queda reflejada en la novela de diversas maneras: la descripción de mundos diferentes con sus ritmos propios, la distancia interior que predomina en la relación entre las hermanas, la melancolía que transmite el paisaje y los pensamientos fugaces de Agathe hacia el pasado y su conexión con el presente, etc.

Agathe vio una escapatoria en la posibilidad de marcharse al otro lado del Atlántico: quería liberarse de aquello que la oprimía en ese entorno, y al regresar se tambalea con la misma sensación.

Véra era una niña cuando Agathe se marchó, y ahora se encuentra con una mujer que no se ha separado de su padre, cuidándolo hasta su muerte, y que se ha vuelto autónoma. Ella en cambio ha vivido refugiada en su trabajo y reuniones, y ahora, de vuelta a la casa familiar, comprueba que su vida en Nueva York no ha solucionado su inconsistente falta de voluntad.

La melancolía se desliza a medida que avanza la historia de sus pensamientos. Hubo un incendio en el palomar vecino y las piedras del muro de su casa han servido para reconstruirlo. El pasado vuelve a ella, pero Agathe no acierta a dar respuesta a nada, lo que incrementa su vulnerabilidad.

En la novela tienen el mismo valor las palabras pronunciadas que las silenciadas: con este estilo sobrio y silencioso se refleja la inconsistente vida de Agathe, que se ve como aislada, al margen de las vidas que la rodean, en Nueva York y ahora en su antigua casa. La novela, intimista, rechaza la expresión contundente de los sentimientos y avanza a golpe de sugerencias. Sí, hubo un incendio; pero sin expresiones claras ni rotundas, de manera evanescente, se gesta otro fuego, más íntimo, más desconocido, donde arden las situaciones no resueltas.

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