La baja natalidad en Occidente –y en China– preocupa porque trae dificultades económicas y sociales, que inevitablemente irán a peor, al menos en los próximos decenios. Están en peligro la solvencia de los sistemas de pensiones y la innovación; habrá más gasto sanitario y más personas mayores que cuidar con menos población en edad activa; se extenderá la soledad.
El problema no tiene fácil solución. Las políticas natalistas han probado ser de limitada eficacia para cambiar las conductas. Hay quienes consideran un deber no tener hijos: por conciencia ecológica, por afirmación de su autonomía personal o por no traer más vidas a un mundo sobre el que se ciernen las catástrofes. Son más los que se retraen por miedo a contraer la responsabilidad de ser padres ante un porvenir incierto. A muchos los detienen las trabas materiales: empleo precario, no encontrar vivienda asequible, falta de tiempo para criar un niño.
Pero Ignacio García de Leániz va al fondo de las actitudes y da un diagnóstico de nihilismo, declarado o de hecho. Hay nihilismo, precisa, en la medida en que se rechaza o posterga el bien de transmitir la vida, pues ello supone, por principio o en la práctica, estimar preferible que no haya una persona más en el mundo.
El autor se detiene a señalar cómo, aunque la mayoría de la gente no deseche procrear por postura ideológica explícita, no querer hijos tiene necesariamente consecuencias, y no solo económicas. Da que pensar su análisis del empobrecimiento humano que sufre una sociedad sin hermanos y sin abuelos. La sobrevaloración de los animales de compañía y de la independencia de los adultos sin cargas familiares son otros síntomas de esa mentalidad nihilista.
Este ensayo no está escrito con ánimo ligero ni jovial. Sin embargo, no es pesimista: al delatar la raíz y los síntomas del daño, hace resaltar, de rechazo, la belleza y la alegría que traen los hijos.
2 Comentarios
Un libro necesario sobre un problema fundamental y sobre las consecuencias antropológicas que que de él se derivan y que como bien se apuntan van en la línea de un empobrecimiento humano pues muchos no tendrán experiencias profundas como la paternidad/maternidad, fraternidad, la paternidad,… y no tener primos….
Me gusta el tema tratado. Interesantisimo, la portada el titulo un gancho total. Buenísimo.