Nell Jackson es una intrépida jovencita que regresa a casa tras una campaña militar. Por el camino descubre sus poderes especiales: un misterioso “hado” se introduce en ella y le proporciona su magia para el ejercicio del bien. Cuando su padre es asesinado, ella y sus dos hermanas huyen, en un viaje en el que conocerán a divertidos bandidos y a oscuros villanos, y en el que Nell se va implicando con los más desfavorecidos.
Disney+ produce el nuevo guion de la británica Sally Wainwright, conocida por series de tinte adulto como Happy Valley y Gentleman Jack. En esta ocasión abandona el drama para centrarse en una historia que quiere ser juvenil, con ingredientes fantásticos, y que, como las otras, gira en torno a un fuerte personaje femenino en un entorno hostil. Nell Jackson es un personaje que nos recuerda a muchos héroes de la ficción juvenil, desde Robin Hood hasta Pippi Calzaslargas, y probablemente sea una mezcla de todos ellos. La actriz Louisa Harland (Derry Girls), interpreta con bastante frescura a esta heroína moderna y descomplicada, una bandolera atípica para su época, lo que explica el gancho que parece haber tenido con la audiencia más joven. La serie cuenta con una muy buena producción en la que destacan la fotografía y la puesta en escena, la música y el pintoresco vestuario con el que se recrea la Inglaterra del siglo XVIII.
El carácter juvenil de la historia rebaja un poco el tono de algunos ingredientes que también caracterizan a las producciones de Wainwright: su intencionado feminismo, el punto lésbico y la ambigüedad sexual de algunos personajes, pero todos ellos siguen presentes y fácilmente reconocibles. Esto malogra el producto final, especialmente en su fondo, alineado con la corrección ideológica de nuestro tiempo. Se retrata a una heroína que asume sin excepción todos los atributos de lo masculino (empezando por el nombre). Reivindicativa y ambigua, la serie presenta un gran abanico racial entre sus personajes, y busca invertir todos los estereotipos posibles: Billy Blind es el equivalente masculino de un hada madrina, mientras que el resto de papeles principales son ostensiblemente femeninos. Y todo ello envuelto en una comicidad en ocasiones algo irreverente y que juguetea con la amoralidad.
Lucha de clases y lucha de géneros para una nueva Robin Calzaslargas del siglo XXI envuelta en una atmósfera venenosa de villanos que no dudan en pactar con el demonio y usar esoterismo con mucha naturalidad, un mal actualmente bastante banalizado con la excusa de lo fantástico en series aparentemente dirigidas al público juvenil.
