En Estados Unidos hay una corriente de literatura distópica que imagina la instauración de una dictadura en el país. El ejemplo más conocido es La conjura contra América (2004), de Philip Roth. Últimamente, algunos analistas y politólogos perciben en el poder presidencial una amenaza para la democracia. Ante las próximas elecciones en Estados Unidos, la revista The Economist analiza la política del país y se pregunta: ¿hasta qué punto es una fantasía imaginar que un futuro presidente adopte una deriva tiránica?
Según señala el artículo, han sido muchos los momentos a lo largo de la historia estadounidense en que el presidente ha asumido poderes de excepción. Esto se debe a que la Constitución permite a los gobernantes promulgar medidas extraordinarias cuando declaran un estado de emergencia; “pero muchos de estos poderes pueden ser utilizados cuando la amenaza es todavía remota. Una emergencia es emergencia cuando lo dice el presidente”.
La Constitución establece límites al poder del presidente, como impedir su reelección después de dos mandatos y prever que pueda ser destituido si el Congreso así lo determina tras un proceso político (impeachment), cosa que nunca ha ocurrido. Sin embargo, “ninguna de esas medidas restringe el ejercicio en el día a día del poder presidencial”. Ante esto, “estudiosos del declive de la democracia (…) señalan que los momentos más peligrosos para el gobierno se dan durante una crisis, porque el presidente puede aprovechar esa situación para hacerse con poderes extraordinarios y luego no soltarlos”.
The Economist no ignora los procesos judiciales llevados a cabo contra el expresidente Trump, que en varios casos se defiende alegando que goza de inmunidad por sus actuaciones mientras mantuvo el cargo, cosa que debe decidir el Tribunal Supremo. Sobre esta cuestión, el artículo sostiene que “si los presidentes no pueden ser procesados ante los tribunales por lo que hacen como tales, y tienen inmunidad política porque el impeachment no es un control real, entonces están por encima de la ley”.
Todo ello parece ahondar la polarización política de la sociedad norteamericana, que se enfrenta ahora a unas elecciones en las que ambos candidatos, Trump y Biden, han sido acusados de una u otra forma por mermar la democracia: “Los demócratas ven en Trump un tirano en potencia por su intento de permanecer en el poder tras perder las elecciones de 2020”. Por otro lado, “Trump acusa de abuso de autoridad a Biden por iniciar procesos judiciales espurios para encerrarlo en prisión”.
Con todo, The Economist da un repaso a la historia política de Estados Unidos y concluye que la posibilidad de un gobierno dictatorial contradice la naturaleza política del país: “Estados Unidos es tan grande y el poder político tan difuso, con tanta autoridad en manos de los estados, que la idea de un líder autócrata resulta irrealizable”.