Antonio Dumas (Óscar Martínez) es un gestor cultural e historiador del arte con una gran trayectoria en museos. Contra todo pronóstico, es elegido para la dirección del Museo Iberoamericano de Arte Moderno de Madrid. Una vez allí, se enfrentará a situaciones un tanto absurdas y rocambolescas y tendrá que lidiar con conflictos y discusiones de activistas, artistas y políticos que le traerán de cabeza.
Detrás de esta serie están los hermanos Gastón y Andrés Duprat, y Mariano Cohn, responsables de series como Nada (2023) o El encargado (2022), además del premiado largometraje El ciudadano ilustre (2016). Esta combinación creativa de talentos tiene una larga trayectoria, tanto en cine como en televisión, marcada por guiones con cierta crítica social y personajes que pueden parecer solitarios, antisistema o malhumorados a priori. En realidad, Gastón Duprat cree que la construcción de un personaje se basa en la realidad social, aunque –eso sí– bajo una mirada sarcástica.
Aquí, el protagonista, Dumas, puede parecer un personaje desagradable, frío, deshumanizado y políticamente incorrecto. Sin embargo, el espectador le entiende y llega a defender algunas de sus decisiones. En parte, gracias a la excelente interpretación de Óscar Martínez (quien ya trabajó anteriormente con Duprat y Cohn). Es seria y comedida, sin exageraciones típicas del género, y aporta una autenticidad que apoya a la narrativa y hace que las situaciones que se generan sean realistas. No estamos ante una sitcom explícita. Es el tono, el toque satírico, socarrón y crítico lo que hace que se generen situaciones caricaturizadas y absurdas, y lo que otorga a la serie la categoría de comedia.
¿Qué es arte: una montaña de peluches?; ¿cuánta influencia tiene el Estado en la cultura actual?; ¿es el arte contemporáneo una mera fábrica de dinero sin fondo humanístico alguno o, por el contrario, remueve conciencias? Son algunas de las preguntas que plantea la serie y que sus creadores aprovechan para lanzar ironías basadas en experiencias personales: Andrés Duprat es el actual director del Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires y sabe de lo que habla.
Los recursos técnicos de Bellas Artes son excelentes. Tonos grises, líneas rectas, modernistas y minimalistas priman en escenarios y decorados. Además, la puesta en escena y la fotografía dan esa sensación de vacío y simpleza para mostrar esa vacuidad de “mucho bombo y poco contenido” del arte conceptual y de la performance moderna.