Las mujeres trabajan ahora más que nunca y la brecha salarial se va cerrando cada vez más. Sin embargo, el “burnout”, el empleo de media jornada y la falta de una distribución equitativa de las tareas domésticas ahondan la desigualdad de género en el mundo laboral.
“¿Cómo encuentras el balance entre tu carrera y vida personal?”, le preguntó una reportera a la actriz Keira Knightley, después de que esta ganase el Hollywood Film Award por su actuación en Descifrando Enigma, en 2014. No le hizo ni cinco de gracia: “¿Le va a preguntar eso a los hombres?”, respondió la actriz, molesta. Knightley no es la primera mujer, ni la última, a la que le ha fastidiado esa pregunta, sobre la que ha vuelto a reflexionar varias veces. Le dijo a Vogue en 2018: “¿Por qué no le preguntan a los hombres cómo se sienten ellos siendo padres cuando se van a grabar una película? Más veces que las que no, así empiezan mis entrevistas”.
Lo cierto es que existe una razón para que esa pregunta la reciban más las mujeres que los hombres. Una gran parte de la sociedad aún cree que la población femenina es más apta para el cuidado de los hijos o las labores de la casa. El 25% de la población global piensa que las mujeres no deberían trabajar, según la Organización Internacional del Trabajo; en Holanda, el que se supone uno de los países más igualitarios de Europa, el 35% de los hombres está convencido de que las mujeres tienen más capacidad para llevar a cabo las labores domésticas, según un estudio publicado por el departamento nacional de estadísticas. En Inglaterra las mujeres cargan con el 65% del trabajo físico en el hogar, y en las familias igualitarias de Estados Unidos, en las que ellas trabajan igual que los hombres, las mujeres le dedican 4,5 horas a la carga de casa, mientras que ellos solo 1,9.
Las que terminan quemadas
Jia se graduó de una Universidad de prestigio en Estados Unidos y no tuvo ningún problema en encontrar trabajo en una consultoría de Manhattan. En 2018 tuvo una hija, a la cual cuidaba y atendía prácticamente sola, pues su esposo es banquero y tiene que viajar mucho. Maniobrar entre carrera y hogar no le resultó fácil. Rápidamente, se ganó entre sus compañeros la fama de ser poco ambiciosa y descuidada con su carrera. Cuando llegó el 2020, al verse encerrada con su niña y esposo 24/7 sintió que su carga se multiplicaba. En 2021, su psicóloga le dijo que estaba sufriendo del “burnout”. Le comentó a la BBC que mientras antes intentaba ser la “mujer que lo tiene todo”, ahora solo busca vivir el día a día.
Alrededor de dos millones de madres renunciaron en 2020, en Estados Unidos, número que cuadriplica al de los padres, según el National Women’s Law center
Sí, las mujeres están trabajando más que nunca. Y a medida que pasan los años, la brecha salarial se va cerrando. Sin embargo, las exigencias y expectativas respecto al trabajo doméstico siguen siendo muy altas y un peso con el que cargan muchas de ellas. Según un análisis de la consultora estadounidense Maven, las mujeres que trabajan y son cabeza de familia tienen 28% más de probabilidad de experimentar “burnout” que los hombres en esas mismas condiciones. La pandemia no ayudó. Según reportó ONU mujeres, la población femenina fue la más afectada mentalmente en el confinamiento, el 71% denunció un incremento en el estrés mental y emocional, agravado por la cantidad de trabajo no remunerado que asumieron en este periodo.
El fenómeno del “burnout” asociado al escaso balance entre vida personal y laboral preocupa especialmente, pues podría disuadir a futuras generaciones de mujeres a ponerse metas altas en su carrera, reforzando la idea de que si quisieran ser felices tendrían que elegir entre trabajar o empezar una familia. Ahondando así la desigualdad de género que ya existe dentro de las oficinas, respecto a la paga, estatus o número de horas trabajadas.
“Prefiero ser yo misma la niñera”
Clara quedó embarazada a mitad del 2020. En ese momento trabajaba en un despacho de abogados en Miami, y no estaba segura si le darían la baja de maternidad pagada. Clara es colombiana, y su esposo, Raúl, es de Brasil. No es como que pudieran dejar al bebé en casa de los abuelos durante el día, y, haciendo cálculos, se dieron cuenta que contratar una niñera le costaría a Clara la mitad de su sueldo. Así que decidió renunciar: “Para terminar ganando incluso menos que ella, prefería ser yo misma la niñera y aprovechar a estar todo el día con mi hija”.
Alrededor de dos millones de madres renunciaron en 2020, en Estados Unidos, número que cuadriplica al de los padres, según el National Women’s Law center. En 2023 el INE detectó que la cantidad de mujeres en España que trabajan sólo a media jornada para dedicarse al cuidado de los hijos o personas mayores es el más alto en 13 años. Mientras que en Holanda, 7 de cada 10 mujeres optan por este modelo, trabajando menos de 29 horas por semana.
A ellas el país las bautizó “Princesas de media jornada”. El gobierno lanzó una campaña para “animarlas a trabajar más”… alarmados por la brecha salarial, donde ellas ganan 36% menos que ellos, de lo que se presume un único culpable: la decisión de tomar una media jornada, a la que optan 75% de ellas, comparado con el 24% de los hombres. La falta de personal en sectores como la sanidad o la educación también preocupa, y se podría resolver si las holandesas quisieran trabajar más, pero les queda difícil, en una sociedad donde 8 de cada 10 personas aseguran que ellas no deberían trabajar si tienen un hijo menor de 4 años, o donde dos tercios de la población piensa que es una “mala idea” que los niños vayan a la guardería incluso 2 o 3 veces por semana.
Un caso extremo
En la Unión Europea, el 28% de las mujeres trabaja media jornada, según el informe de Eurostat de 2022. Sí, Holanda es el país europeo en el que este fenómeno está más pronunciado, y no es coincidencia. Hasta hace muy poco, la conciliación era impensable para este país. Solo el 35% de las mujeres tenían trabajo remunerado en los setentas y entraron masivamente a formar parte de la fuerza laboral solo después de que el gobierno hizo una campaña para impulsar la media jornada.
“Una transición de las condiciones laborales, por sí sola, no es suficiente para resolver la división de género del trabajo doméstico” (Julie Landour)
En ese entonces, la baja de maternidad seguía sin alcanzar los tres meses y, hasta el 2019, los hombres solo se podían tomar 2 días de descanso después de que sus esposas hubiesen dado a luz. Con el precio desorbitado de las guarderías y la mala fama que estas tienen socialmente, las parejas prefieren que una de las partes deje de trabajar, normalmente lo hace quien gana menos dinero… la madre.
Ahora el país cuenta con una licencia parental neutra, que aplica tanto a padres como a madres, pero el camino para la equidad es largo y tiene que ver más con la transformación social que con las circunstancias individuales de cada familia o las políticas públicas. Así lo señaló la socióloga francesa Julie Landour, quien estudió a fondo la división del trabajo doméstico en parejas donde ambos teletrabajan. Resaltó en esta entrevista con Le Monde que las circunstancias igualitarias no garantizan una conducta igualitaria: “Una transición de las condiciones laborales, por sí sola, no es suficiente para resolver la división de género del trabajo doméstico”.
El camino hacia el cambio
Clara, la abogada que renunció durante la pandemia para cuidar de su hija, abrió su propio despacho y trabaja desde casa. Gracias a esto, no tuvo que renunciar a su carrera. Pensaba empezar cuando su hija estuviera más grande, pero gracias al horario flexible y a un golpe de suerte, recibió casos incluso cuando seguía en embarazo. No, Clara no renunció a su carrera. Ahora su esposo Raúl también trabaja desde casa, ha dejado su antiguo empleo para pasar más tiempo con su bebé, y ocuparse de gran parte de las tareas del hogar.
La pregunta por el balance entre la carrera y el hogar es una muy importante, y apunta a la posibilidad de felicidad de la familia y de sus integrantes. No se la deberían plantear solo las mujeres
Landour condujo un estudio donde analizaba la división de las labores de casa, según el país donde se vive, en familias donde ambos teletrabajan. La socióloga concluyó que la posible construcción de la equidad está “íntimamente conectada” con la idea de género, las políticas públicas y las normas sociales de cada país. Por ejemplo, si se tiene una política ambivalente, en la que se anima a las mujeres a trabajar, además de encargarse de sus casas, es mucho más difícil lograr que los hombres colaboren también. Alivianar la carga no resuelve el problema: así se destinen fondos a las guarderías o se intente facilitar el cuidado de los niños, no habrá una división equitativa de las tareas del hogar, si no se anima a los hombres a asumir parte de la responsabilidad. Se necesita dar licencias parentales igualitarias o fomentar la semana laboral de cuatro días para todos, en vez de incentivar la media jornada, para que la termine tomando solo mitad de la población.
Pero además del cambio de las normas de género o las políticas que las refuerzan, es importante un cambio de paradigma de lo que significa el trabajo y el hogar, para lograr que las mujeres alcancen un balance entre ambos. Así lo señala Ángela de Miguel, gerente de proyecto en Home Renaissance Foundation, un think tank que promueve el reconocimiento del trabajo en casa. Ángela insiste que es inútil llevar una lógica individualista al hogar, contabilizar el tiempo que cada uno dedica a los trabajos o pretender dividir equitativamente las tareas, con un 50/50. Señala que es importante entenderlas como una entrega, un servicio del que tienen que participar todos: “Los matrimonios que están bien son los que menos tiempo dedican a las llamadas labores del hogar, porque no las ven como tales. La brecha de distribución también es menor. Es evidente, no lo ven como una hora más trabajada, o una tarea que se ha hecho de más, sino como algo que hicieron porque quieren, por el otro y para sí mismos”.
Tampoco se ve como algo que se tiene que hacer porque se es mujer o se es hombre, sino miembro de familia. La pregunta por el balance entre la carrera y el hogar es una muy importante, y que apunta a la posibilidad de felicidad de la familia y de sus integrantes. Por esto no se la deberían llevar solo las mujeres: es importante que todos los integrantes, incluyendo a los hijos –si los hay–, se sientan responsables y participen de estas labores.
5 Comentarios
Excelente artículo, bien estructurado y respaldado por data. Una realidad que merece ser tratada abiertamente y con esta altura.