Silicon Valley se ha convertido en cuna de empresas creadas por jóvenes que, gracias a sus inventos, se hicieron multimillonarios: Mark Zuckerberg, Bill Gates, Steve Jobs…. Los tres, además, tienen en común que abandonaron sus estudios universitarios, lo que les hacer aparecer como genios que triunfaron precisamente al margen de los cánones académicos.
También Elizabeth Holmes dejó de lado sus estudios en la universidad de Stanford –de ahí el título de la serie, The Dropout– para fundar la empresa Theranos a los 19 años en 2003. Amanda Seyfried interpreta a Elizabeth Holmes en un arco temporal de unos 15 años, desde que, a los 18, conoce en China a Sunny Balwani, un hombre de negocios casi veinte años mayor, que se convertiría en el CEO de Theranos y en el amante secreto de Elizabeth. La actriz dota a la protagonista de una voluntad incondicional de triunfar. Si el espectador piensa que Amanda Seyfried exagera, por ejemplo, al impostar la voz o con la obsesión de una ilusión creada por ella misma, puede recurrir al excelente documental Desangrando a Silicon Valley –disponible en Apple TV+– para comprobar su magnífico trabajo.
Como, por ejemplo, Julia Garner en la serie de Netflix Quién es Anna, también Seyfried consigue transportar la carismática atracción con la que Elizabeth Holmes consiguió ganar para su empresa a inversores y a políticos como el exsecretario estadounidense de Defensa George Shultz y el de Estado Henry Kissinger. La protagonista está apoyada por destacados actores de reparto como el británico Stephen Fry, o también Sam Waterston, William H. Macy y Laurie Metcalf.
Basándose en el homónimo podcast de Rebecca Jarvis, la creadora de la serie, Elizabeth Meriwether, emplea como marco el testimonio de Elizabeth Holmes, el 11 de julio de 2017, ante una autoridad inicialmente indeterminada, de modo que el argumento se narra desde el punto de vista subjetivo de Holmes. Al presentarse como la “Steve Jobs” femenina, con jersey negro de cuello alto incluido, The Dropout adquiere cierto tono feminista.
Quizá habría resultado interesante narrar la historia desde la perspectiva de los whistleblowers que contribuyeron decisivamente a la caída de Holmes, los jóvenes científicos Tyler Shultz, nieto del exsecretario, y Erika Cheung. No obstante, The Dropout ofrece la radiografía de una personalidad enigmática y de los mecanismos de (auto)engaño en una industria moderna basada en la invención; no se limita a reproducir los hechos, aunque estos se presentan con gran detalle.