La necesidad de interactuar cara a cara en la era digital

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La necesidad de interactuar cara a cara en la era digital

La era digital lleva en sí el sello de la innovación, y la facilidad para comunicarse online forma parte de este fenómeno. Los mensajes de WhatsApp, las videollamadas por Zoom o los emojis son algunos ejemplos de las nuevas formas de comunicarnos, en las que no todo son ventajas.

Hace siglos, una carta tardaba días o meses en llegar a su destinatario. Ahora, basta con tener conexión a Internet para enviar un mensaje en cuestión de segundos. Pero la rapidez no es el único valor posible de la comunicación humana.

Las pantallas, parte clave de esa dinámica de interacción instantánea, nos acaparan tanto que en ocasiones nos es difícil pensar en una vida offline. Cuando nos sucede algo interesante, no se nos ocurre que haya que esperar hasta llegar a casa para contarlo.

La conversación online también ha acarreado un problema que no todos perciben: se ha resentido la capacidad de comunicar cara a cara. En consecuencia, las relaciones interpersonales se han deteriorado, como señaló hace ya años la psicóloga Sherry Turkle: incluso en momentos en que las personas deberían ser más empáticas, como en un funeral, muchas están manejando el móvil.

De un “gracias” a un simple emoji

Las relaciones personales están hechas en buena parte de sencillas acciones cotidianas, como dar las gracias: por ejemplo, cuando nos ceden el paso o nos dan un consejo. También esto ha cambiado en la comunicación en línea. Si alguien envía un mensaje con información que podría ser relevante, a menudo un emoji con la cara feliz es la muestra de gratitud que recibe.

Esto simplifica los canales de comunicación, pero también perjudica la capacidad de interactuar. Según una tesis de máster presentada en la Universidad de Groningen (Países Bajos), existen ciertas diferencias especificas entre la comunicación offline y la online. Una de las más significativas consiste en que la interacción entre las personas tiende a ser más fluida y espontánea cuando es presencial, mientras que las conversaciones por redes suelen ser entrecortadas y se prestan más a malentendidos.

La tesis también explica que las personas, durante la interacción en línea, suelen mostrar menos empatía. Se halló que los participantes se involucraban menos en mantener un diálogo continuo y evadían la búsqueda de puntos de interés común a lo largo de la conversación cuando esta se llevaba a cabo a través de plataformas virtuales.

Una necesidad humana

Al comienzo de la era digital no era evidente cómo las plataformas online estaban afectando a la necesidad básica del ser humano de interactuar personalmente, pero se han publicado estudios que evidencian este fenómeno.

Uno de los más contundentes fue realizado por cinco expertos de comunicación de distintas universidades de China, quienes presentaron como hipótesis inicial que la comunicación online podía llevar la interacción al mismo nivel que el contacto personal. Pero al finalizar la investigación, concluyeron que lo comunicado de modo digital no conllevaba los mismos efectos de la conversación presencial.

Según los expertos, “la comunicación en línea tiene efectos desfavorables en la calidad de vida de las personas”. Con frecuencia, se da más crédito a lo que se dice en redes que lo que afirman las personas del entorno. También aseguran los autores que las interacciones online suelen ser más impersonales, menos afectivas y superficiales.

Dos vidas diferentes: “online” y “offline”

Desde que inició el nuevo milenio, las redes sociales y plataformas han crecido exponencialmente. Pero parece que la sociedad vive una doble vida, donde lo que se presenta a través de las pantallas no es lo mismo que lo que se aprecia en la realidad.

La comunicación de forma verbal permite percibir emociones o estados a través de la voz de la persona

Un estudio realizado por la Universidad de Berkeley realizó una comparación detallada sobre la interacción online y la offline, y halló cuatro características de las redes sociales: menos interacción verbal, mayor anonimato, creación de vínculos personales débiles y mayor cantidad de información que se puede interpretar desde distintas perspectivas.

Alicea Lieberman y Juliana Schroeder, autoras de la investigación, explican que hay una gran diferencia entre leer un mensaje y escucharlo directamente de la persona. Ello se debe a que lo compartido online tiende a tener múltiples interpretaciones, mientras que lo comunicado de forma verbal permite percibir emociones o estados a través del tono de voz del interlocutor, lo que hace posible una comprensión del mensaje más concreta.

Además, las expertas argumentan que a pesar de contar con muchos “amigos” en las redes sociales, los vínculos con estos no cuentan con la misma solidez que una amistad que se generó por medio de una interacción personal, en la que ambas partes tuvieron la oportunidad de entablar una conversación directa para conocerse mejor.

Interactuar en redes, sin perder lo personal

La clave para evitar ser atrapado por completo por la vida online está en proponerse un equilibrio. No es necesario volverse ermitaños y olvidar todo contacto con lo digital para recuperar la interacción personal; pero sí es preciso encontrar un punto medio.

Jaime Kulaga, profesora de la Universidad de Arizona, publicó en Forbes un conjunto de recomendaciones que se pueden realizar para encontrar dicho equilibrio. Lo primero que aconseja es dejar de lado las comparaciones con todo aquello que se ve en redes, ya que esto no suele adecuarse a la realidad en la que se vive. Otra sugerencia es la necesidad de limitar el tiempo de uso de las plataformas en línea: de esta manera será posible alcanzar las metas personales con mayor rapidez y sin distracciones.

Por último, Kulaga invita a pasar tiempo de calidad con los seres queridos. “Los padres que utilizan las redes sociales en la mesa durante las comidas están perdiendo la oportunidad de interactuar con sus hijos y preguntarles sobre su día”, advierte la experta, y añade que las redes pueden ocasionar que se pierdan momentos significativos en el seno de las familias.

Sin duda, las redes sociales continuarán siendo parte de la vida cotidiana, pero se debe aprender a desconectarse un poco de ellas para poder conectar con la realidad circundante. El Papa Francisco, durante una reunión con jóvenes en su reciente viaje a Grecia, comentó que “muchos hoy son de redes sociales, pero poco sociales”. Por eso, venía a sugerir, quizás es mejor no estar tan “conectados”.

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