Dice Aristóteles que estudiamos ética no para saber qué es la virtud, sino para ser buenos. Si Adela Cortina es un referente internacional en filosofía moral no es solo por tener los conocimientos de una gran especialista en la materia; es porque, siguiendo a Aristóteles, va más allá y se plantea en qué consiste ser bueno y justo en los tiempos actuales. A lo largo de su vasta producción, la profesora valenciana se pregunta por los grandes desafíos que estamos afrontando y ofrece respuestas argumentadas con la claridad de quien sabe divulgar. De ahí que llegue a un público amplio, que abarca desde el experto en filosofía moral o el profesional preocupado por hacer bien su trabajo, hasta el ciudadano ordinario que se pregunta por el bien de la polis.
Su último libro llega entre la avalancha de publicaciones que reflexionan sobre la pandemia y su impacto en nuestra vida futura. Partiendo también ella de esta dramática circunstancia, se enfrenta a algunas de las cuestiones cruciales que van a configurar nuestro futuro, como el porvenir de la democracia y la economía de mercado en la postpandemia, el modo correcto de afrontar una crisis de salud pública como la del covid-19, el impacto y devenir de la tecnología digital en nuestras vidas, el trato que estamos dando a los mayores en nuestras sociedades crecientemente envejecidas, el papel de los medios de comunicación en los tiempos de la posverdad, y la necesidad de conciliar las humanidades con las tecnociencias.
La respuesta a cada uno de estos retos exige partir de unas bases sólidas, que Cortina expone tanto en los capítulos iniciales como finales del ensayo. Partiendo de la experiencia universal de la vulnerabilidad humana, entiende que vivir es un quehacer, pero también un quehacerse y un dejarse hacer. Por esta razón es importante integrar la razón con las emociones y desarrollar lo que denomina cordura o razón cordial. En el ejercicio de esa cordura el ser humano va forjando un carácter tanto individual como colectivo, que es el que da sus rasgos definitorios a la vida política, económica y social.
Cortina se muestra firme partidaria de una democracia liberal-social y de una economía social de mercado. La robustez de esos modelos es la mejor defensa frente a las derivas populistas y autoritarias que tanta fortuna alcanzan en tiempos de incertidumbre como el actual. Ahora bien, pese a la importancia de Europa, cree que para afrontar algunos de los retos más acuciantes del presente urge desarrollar una gobernanza global y una ética cosmopolita.
Aunque escrito en tiempos de pandemia, el libro de la profesora Cortina trasciende esta coyuntura, porque los temas que afronta tienen larga historia y, sobre todo, interpelan a nuestro futuro común.