Tomas Nevinson

Tomás Nevinson

EDITORIAL

CIUDAD Y AÑO DE EDICIÓNMadrid (2021)

Nº PÁGINAS688 págs.

PRECIO PAPEL22,90 €

PRECIO DIGITAL10,99 €

GÉNERO

Javier Marías encarna uno de esos inusitados casos en los que se palpa la capacidad de la letra impresa para levantar pasiones. O sembrar odios. Porque muchos le consideran un escritor artificial, plúmbeo, que ofrece artefactos preciosistas, pero con escaso nervio narrativo. Otros, sin embargo, aprecian sus señas de identidad –su escritura parsimoniosa, sus alusiones culturales, el monólogo casi ininterrumpido, así como la obsesión que muestra novela tras novela por abrir tramas o itinerarios alternativos– y creen que es un digno candidato al Nobel, aunque sea difícil saber qué se quiere decir con ello.

En este sentido, no hay que engañarse al acercarse a Tomás Nevinson. Es, tal vez, su obra más lograda, más redonda –e incluso la más larga–, lo que significa que en ella comparece Marías en estado puro. Continúa la historia de Nevinson, el agente secreto retirado del MI6, al que se le confía la misión de identificar bajo qué nombre se oculta una terrorista doble, vasco-irlandesa, acusada de participar en algunos de los más dramáticos atentados cometidos por ETA.

Nevinson se hace pasar por un rutinario profesor de inglés en Ruán, una ciudad ficticia del norte de España, y allí, mientras se va relacionado con un mundo provinciano que ya no existe –y que Marías añora–, pasa revista a su identidad, se enamora o encariña precisamente de quien no debe y, en fin, elucubra sobre todo lo divino y lo humano. Junto a ello, temas imperecederos: el transcurso del tiempo, la identidad personal, las relaciones familiares, la fugacidad de las modas, la de las buenas maneras. Y mucho cine. Y dosis ingentes de poesía.

En el panorama actual de la narrativa, Tomás Nevinson ofrece algo que no es frecuente: una sintonía de forma y fondo. Y eso ya es un logro digno de realzar. Por otro lado, Marías aprovecha sus cavilaciones para lanzar sus andanadas contra todo de lo que emane olor a iglesia e incurre, especialmente al final de la narración, en un exacerbado sensualismo. Lo dicho, pues: Marías en estado puro.

En el fondo, la obra propone un dilema propio de Dostoievski –esa inquietante pregunta de si el fin justifica los medios, aun cuando impliquen derramar sangre, por ejemplo–, pero no sería justo reprochar a Marías no estar a la altura de Crimen y castigo. En efecto, ¿quién lo está? En cualquier caso, y más allá de que se le deplore o celebre, tiene pretensiones literarias –observa el mundo calibrando su potencia novelística, cultural– y eso, quien goce de sensibilidad no puede sino agradecerlo.

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.