Vida de un escritor

AUTOR

EDITORIAL

TÍTULO ORIGINALA writer’s Life

CIUDAD Y AÑO DE EDICIÓNMadrid (2012)

Nº PÁGINAS600 págs.

PRECIO PAPEL21,50 €

Vida de un escritor no es, salvo de forma circunstancial, una autobiografía; constituye más bien el homenaje final que el periodista ofrece a sus reportajes inconclusos, a sus artículos rechazados, a sus historias sin final, pero también a su oficio. Reportero vocacional, Talese ha tenido la virtud de oler siempre la noticia y la claridad para convertir en titulares la vida cotidiana, siendo al mismo tiempo consciente del carácter provisional y perecedero de sus reportajes. Y así es como el lector ve pasar también su propia vida, como un cuadro realista y nítido que le permite evocar la infancia y la juventud del hijo de un sastre de origen italiano, en cuya existencia las cosas suceden por azar y capricho, pero que son siempre aprovechadas para esbozar un artículo.

Un rastreador de historias es tal vez la mejor forma de definir a Talese, que ha sabido unir como muy pocos lo han hecho su vida y su profesión. Su periodismo es el de quien permanece apostado en la farola de una avenida para contar simplemente lo que ve, resaltando el interés de lo cotidiano. No hay duda de que el periodismo está entretejido con la actualidad, como sabe Talese, y que con las noticias de hoy se envolverá mañana el pescado, pero las estampas que bosqueja ayudan a ampliar nuestra comprensión del hombre de la segunda mitad del siglo XX.

Es indiferente si se trata de las manifestaciones a favor de los derechos civiles en Alabama, del destino de un edificio de Nueva York, de sus aficiones gastronómicas o del destino que espera a una futbolista china tras un partido decisivo…todo le sirve a este periodista trajeado y armado con su libreta. En ocasiones la historia puede ser escabrosa –el famoso caso de Lorena Bobbit, donde Talese juega con la sensualidad e incurre fácilmente en lo obsceno-, pero, como ha afirmado, su función no es juzgar ni entrar en valoraciones morales o políticas, sino contar las cosas como las percibe.

Puede que uno no caiga en la cuenta de su estilo: las narraciones son tan cercanas, la forma tan límpida y la candencia tan amena que al lector la historia le atrapa directamente, sin ornatos ni mediaciones estilísticas. Sin embargo, se sabe que Talese, primero, se documenta hasta la extenuación –lo que explica, por otra parte, su interés por aprovechar tanto material acumulado desde sus comienzos en cajas e innumerables cuadernos de notas–, escribe, después, varios borradores hasta encontrar la perspectiva exacta y pule sin descanso sus expresiones.

Más allá de su interés narrativo, Vida de un escritor puede leerse también como el epitafio del Nuevo Periodismo. Esta heterogénea recopilación de reportajes –cuyo nexo de unión es la misma persona de Talese- destila nostalgia por esa época idealizada del periodismo, en la que la página escrita era casi sagrada, los reporteros se pateaban las calles frenéticamente y las redacciones apestaban de humo.

En este sentido, no sería exagerado ver a este dandy del periodismo como una especie en peligro de extinción. ¿Tiene sentido el reportaje escrito frente al impacto efectista de la televisión y la rapidez de las nuevas tecnologías? Es esto lo que parece preguntarse Talese, con su sombrero panamá, en la famosa plaza de Tiannamen, adonde lo había conducido su olfato periodístico en las páginas finales de este voluminoso libro. Él no puede ofrecernos una respuesta, pero sería una pena perder la experiencia estética que supone leer sus reportajes.

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