Publicada en 1985, Un paraíso inalcanzable es la primera novela de una trilogía de la que también forman parte Titmuss Regained (1990) y The Sound of Trumpets (1998), no traducidas todavía al español. Sir John Mortimer (1923-2009) fue un abogado muy conocido en Inglaterra también como novelista, dramaturgo y guionista para la televisión.
La novela abarca 40 años de la historia de Inglaterra, desde la Segunda Guerra Mundial hasta el gobierno de Margaret Thatcher. Comienza con la muerte del reverendo Simeon Simcox, rector de Rapstone Fanner. Cuando sus dos hijos, perplejos, conocen el insólito testamento de su padre, comienza una indagación para descubrir los motivos que le llevaron a nombrar heredero a Leslie Titmuss, en la actualidad ministro del gobierno de Thatcher y uno de los más célebres vecinos de Rapstone, aunque sus comienzos fueron muy humildes.
La novela avanza en el presente y retrocede al pasado en numerosas ocasiones para explicar tanto la vida de Leslie Titmuss como la de Henry y Fred, los dos hijos de Simeon Simcox. Henry es ahora un conocido escritor con una personalidad ácida, avasallante y teatral que, para invalidar el testamento, se embarca en una alambicada demanda judicial que no deja en buen sitio la vida de su padre, un clérigo con fama de izquierdista. Por su parte, Fred es médico rural y una persona bastante más apacible que su hermano. Soltero, sigue viviendo en la zona y decide investigar por qué su padre ha convertido en heredero a un personaje tan repulsivo como Leslie Titmuss.
Buena parte de la novela son precisamente estas indagaciones, por las que conocemos las ansias arribistas de Leslie dentro del Partido Conservador, su deseo de imponerse a los demás por sus habilidades como estratega político y negociante sin escrúpulos. El retrato que hace el autor de las fuerzas vivas rurales ligadas al Partido Conservador es irónico y grueso, un tanto demagógico. Poco a poco, Fred descubre ocultos asuntos amorosos y familiares que esconden la clave de la última decisión de su padre.
La novela refleja la vida en Inglaterra en los años sesenta y setenta del siglo pasado, años de cambios familiares, de convulsiones políticas y de protestas sociales que encarnan las vidas de Simeon, Henry, Fred y Leslie, cada uno con sus fracasos sentimentales y con sus decisiones vitales para ocupar el lugar que ansían en la sociedad. De Simeon Simcox, la sombra que mueve los hilos de toda la novela, conocemos sobre todo su efervescente actividad como rector y agente social, pero falta un retrato más psicológico que ayude a conocer mejor su vida y la trascendencia de sus opiniones y decisiones.
La religión se reduce en la novela a una mera cuestión costumbrista y social, sin que apenas tenga un significado espiritual relevante. Tampoco profundiza el autor en los valores que sustentan las ideas o acciones de sus personajes, quedándose en una mera visión epidérmica de las relaciones humanas. Esta falta de profundidad resta fuerza tanto a la intriga y al argumento como a la calidad humana de unos personajes que podían haber dado más de sí. El trabajo literario es meritorio, lo mismo que el fresco social y político de la Inglaterra de la época.