9788490550960

El individuo sin individualidad

TÍTULO ORIGINALIncertezze sull’individuo

CIUDAD Y AÑO DE EDICIÓNMadrid (2015)

Nº PÁGINAS92 págs.

PRECIO PAPEL10 €

TRADUCCIÓN

GÉNERO

El autor, Giuseppe Capograssi (1889-1956) fue catedrático de filosofía del derecho y juez del Tribunal Constitucional italiano. Este breve libro, de 1953, advertía sobre un fenómeno, presente entonces y que no ha hecho más que agrandarse: los individuos, que son siempre la única realidad, o cultivan y desarrollan su individualidad (autoconciencia, interioridad, libertad personal, responsabilidad) o como individuos genéricos serán solo la materia de instituciones vacías e ineficaces.

“Si me miro en profundidad, veo que en mí hay y que soy una voluntad profunda que no quiere otra cosa que presentarse como una vida única y unitaria que, en cuanto única, no se confunde con ninguna otra”. El individuo ha de hacerse a sí mismo. En contra de lo que parece, “nuestra época es una época de desaparición del yo”.

Nunca se ha insistido más en lo comunitario; nunca se ha dado tanta diversidad de instituciones de todo tipo, sobre la base de que los problemas sociales requieren soluciones sociales. Pero si esas instituciones están gestionadas por individuos genéricos y se dirige a individuos genéricos, es decir, si no hay al frente individuos en sí mismos valiosos que, por eso, hacen valioso su trabajo, el resultado de esas instituciones será, en el mejor de los casos, el barroquismo de la organización y, en el peor, la corrupción, con tantos ejemplos que huelga mencionarlos.

No es primero lo social; primero es la individualidad y desde la suma de poderosas individualidades se empiezan a construir las diversas mediaciones que son las instituciones. Por eso los problemas sociales requieren soluciones aportadas por individuos sin individualismo, pero con una rica y recia personalidad.

El libro termina con estas palabras: “Cuanto más aumente el número de individuos (…) que lleguen a redescubrir y custodiar su corazón y sus razones profundas, más crecerán las posibilidades de salvación. Y más servirá todo el trabajo actual por la sociedad para preparar el futuro, es decir, para llevar a una mayor humanidad”.

No solo en España se habla de una necesaria regeneración. Esa regeneración tendría que empezar por cada individuo, porque muchas de las llamadas “soluciones comunitarias” suelen ser trampas que tienden la ineficacia o, paradójicamente, el egoísmo.