La novela se centra en la figura de Jean-Baptiste de la Quentinie, misterioso personaje que se encargó de los productos hortícolas y frutales de los jardines de Versalles, durante los años de la corte del Rey Sol, Luis XIV, en el siglo XVII. Frédéric Richaud (Aubignan, 1966) es autor también de Un zoológico para el Rey Sol, ambientada en la misma época.
La vida de la corte del Rey Sol constituye el marco ambiental del libro, que está construido por retazos de cartas reales y conversaciones breves que dejan entrever el esplendor y el derroche de la Corte. En contraste, aparece la realidad del pueblo llano, sus penalidades y su escasez, compatibles con su lealtad al rey.
El peso de esta breve novela lo lleva el relato de los trabajos de agricultura que se desarrollan en el jardín de Versalles, en proceso de ampliación, y que, de acuerdo con los parámetros de la época, suponen toda una hazaña para obtener grandes producciones de frutas y hortalizas a lo largo de todo el año y mantener así a un rey caprichoso y una corte hambrienta.
El jardinero, al gozar del favor del rey por su prestigio, tiene que desarrollar nuevos métodos de cultivo, investigar entre los sistemas más avanzados del momento, hacer una pequeña incursión en la meteorología y estar en contacto constante con las obras científicas académicas y la experiencia de los campesinos.
El jardinero, un personaje ajeno a la Corte, a la que sencillamente soporta, es un buen testigo de todo lo que sucede allí. Está preocupado por la represión a la que son sometidos los protestantes franceses, y también aparecen las guerras de aquellos años, el afán de conquista y el deseo de esplendor de Francia.
Novela culta, escrita con elegancia, que se completa con las breves biografías de los personajes más influyentes del momento.