Comedia costumbrista, inteligente y muy divertida, que vuelve al mercado español. En ella no importa tanto el argumento como el retrato de los personajes a través de una sucesión de incidentes menores y de diálogos agudos.
Londres, poco después de la segunda Guerra Mundial. La protagonista y narradora es Mildred Lathbury, una mujer de poco más de treinta años, soltera, que trabaja en labores asistenciales y es una de las principales colaboradoras de su párroco anglicano. El relato comienza cuando se instala, en su misma casa, el matrimonio Napier, formado por una antropóloga y un oficial de la Marina, y cuando, en la casa del párroco y su hermana, alquila un apartamento una mujer joven, viuda de un pastor, “que presentaba trazas muy concretas del tipo más fiable”…
Los ambientes y personajes que se retratan coinciden con aquellos en los que vivió la escritora. Su narración es elegantemente autoirónica, amable siempre y cómica en muchos momentos. En ella se suceden los encuentros de unos y otros, con invitaciones frecuentes a tomar el té o a comer y cenar; y se presentan los problemas del matrimonio Napier, el trato entre Mildred y un antropólogo llamado Everard Bone, y las reacciones provocadas por la creciente amistad entre el párroco y la viuda.