El divorcio pasa factura a las mujeres mayores

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Es sabido que el divorcio perjudica económicamente sobre todo a las mujeres. Cuando las divorciadas se hacen mayores, el descenso de renta supone a menudo que la pensión quede en peligro. Así se comprueba en Estados Unidos, ahora que por primera vez hay un fuerte contingente de mujeres divorciadas en torno a los 60 años.

Según los últimos datos definitivos, correspondientes a 1998, el 14,4% de los cerca de 12 millones de mujeres norteamericanas de 55 a 64 años están divorciadas. La proporción ha experimentado un fuerte aumento en las décadas recientes: en 1965 era el 3,8%, y en 1990, el 9,9%. En cambio, gracias al aumento de la longevidad, las viudas de esas edades van disminuyendo: en 1965 eran el 21,6%, y la proporción descendió al 17,2% en 1990 y al 13,2% en 1998.

De estos datos resulta que, por vez primera, las divorciadas sexagenarias superan a las viudas de la misma edad. El New York Times (26-VI-2001), cercano el debate en el Congreso sobre la reforma de la Seguridad Social, se hace eco de las dificultades de las divorciadas para acceder a la jubilación, ya que muchas carecen del dinero suficiente para el retiro. Por lo general, mientras estuvieron casadas no percibían salario o tenían sueldos menores que los de sus maridos, pero contaban con las pensiones de ellos para el momento de la jubilación. De modo que no empezaron a invertir en fondos de pensiones hasta después del divorcio. En cambio, las viudas tienen las pensiones destinadas a ellas y los ahorros que les dejaron los maridos.

La Administración Bush se ha visto obligada a recortar los impuestos sobre las aportaciones a fondos de pensiones, a la vista de las dificultades de las divorciadas. En esta línea, se aumentará progresivamente de 10.500 a 15.000 dólares la cantidad anual que podrá ser deducida en concepto de aportación a fondos de pensiones. A partir de los 50 años, el límite se amplía a 20.000 dólares, para beneficiar a quienes, como las divorciadas, no han ahorrado lo suficiente para poder retirarse.

Con vistas al debate, grupos de mujeres reclaman que se tenga en cuenta los años dedicados por las mujeres a la crianza de los hijos, para que sus pensiones sean mayores en caso de divorcio y disfruten de igualdad en relación con los hombres.

En el caso de las mujeres casadas, muchas de ellas se ven obligadas a permanecer activas para complementar los derechos pasivos de sus maridos, frecuentemente reducidos por el desempleo, la inestabilidad laboral y los recortes en las pensiones que reciben.

Según datos del Departamento de Trabajo estadounidense, en empleos a jornada completa el nivel salarial de los hombres supera al de las mujeres en un 24%. Con menores sueldos, las mujeres reciben pensiones menores.

Por otro lado, los datos muestran que las mujeres tienen menos posibilidades que los hombres para obtener trabajos que incluyan derecho a pensión. En la actualidad, el promedio de ingresos anuales de los hombres mayores de 65 años (30.000 dólares) dobla el de las mujeres de la misma edad.