Walesa, la esperanza de un pueblo

Guion: Janusz Głowacki.
Intérpretes: Robert Więckiewicz, Agnieszka Grochowska, Iwona Bielska, Zbigniew Zamachowski, Maria Rosaria Omaggio, Ewa Kolasińska.
127 min.
Jóvenes.
(V)


Una versión de esta reseña se publicó en el servicio impreso 96/14

El cineasta polaco Andrzej Wajda insiste en su mirada a Lech Wałęsa, pero ahora en primerísimo plano, tras sus tempranas cintas El hombre de mármol (1977) y El hombre de hierro (1981), que apuntaban en plena dictadura comunista al movimiento obrero de oposición al régimen y a las semillas de Solidaridad.

El film hace una semblanza del personaje estructurada alrededor de una entrevista en profundidad que se dispone a hacerle la periodista italiana Oriana Fallaci. Este inteligente artificio sirve para mostrar al líder desde la admiración, por sus logros en la consecución de la libertad para Polonia, soportando una implacable persecución, tocando también su honda fe católica y el amor por su familia. Lo que no impide que se dibuje además un carácter brusco y difícil, sin escamotear algún momento de debilidad ante las presiones policiales, que puede luego pasarle factura política.

La película tiene un tono realista, casi documental, lo que viene acentuado por el uso de material auténtico de la época en que transcurren los hechos. Muestra cómo el liderazgo puede ser asumido por personas inesperadas. Esto acentúa el buen trabajo actoral de Robert Więckiewicz, que encarna bien la idea de que nadie es perfecto, aunque ayudan las convicciones y la presencia de Danuta: ella hace bueno el dicho de que detrás de todo gran hombre hay una gran mujer.

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