Del miedo a la superpoblación a los incentivos a la natalidad

Fuente: The Economist
publicado
DURACIÓN LECTURA: 2min.
Del miedo a la superpoblación al incentivo de la natalidad

¿Quién hubiera imaginado, hace unos años, que el miedo a la superpoblación se transformaría en su opuesto: el afán de muchos países por fomentar la natalidad? Se lo pregunta The Economist.

Antes –refiere el semanario británico– abundaban las alarmas contra la “explosión demográfica”; ahora, países como China, Francia, Rusia o Hungría procuran encontrar la mejor manera de animar a las ciudadanas a tener hijos a través de incentivos económicos.

Tanto la economía como la sociedad en los países ricos sufren las consecuencias de la baja natalidad: las sociedades que envejecen probablemente “perderán dinamismo y poder militar”, según el artículo.

A comienzos de siglo, en los países ricos, por cada 100 personas activas (25-64 años) había 26 mayores de 65 años. Para 2050 es probable que esta tasa de dependencia se duplique. Esto traerá consigo una falta de innovación, debido a la carencia de mentalidades jóvenes: “Como están descubriendo las escleróticas economías de Asia oriental, la disminución de población se traduce en menos innovación, menos mano de obra y menos recaudación fiscal”.

Países como China, Corea del Sur, Francia o Rusia buscan la manera de alentar a las parejas a tener hijos. En el primero de ellos, que destacó por su “política de hijo único”, ahora se ofrecen incentivos que van desde ayudas para pagar la guardería hasta exenciones fiscales. Asimismo, cada pareja está autorizada a tener hasta tres hijos.

Por su parte, el gobierno coreano ha invertido el equivalente a 270.000 millones de dólares en subsidios en efectivo, ayudas para el tratamiento de la infertilidad e incluso servicios de niñera, mientras que Emmanuel Macron, presidente de Francia, habla de la necesidad de un “rearme demográfico”. En Rusia, por su parte, las mujeres que tengan un hijo antes de cumplir los 25 años quedarán exentas de pagar el impuesto sobre la renta.

Sin embargo, todas las medidas que estos países han intentado parecen haber sido insuficientes para aumentar los nacimientos: “A medida que las mujeres se han ido acostumbrando a las prestaciones del gobierno, la ayuda adicional ha sido insuficiente para provocar más nacimientos”. En resumen, pocos recién nacidos y muchos millones gastados.

Cabe destacar que en algunos países sí ha funcionado algo mejor. En Hungría, el gobierno ha aplicado una política de impulso para el aumentar la tasa de nacimientos: si las mujeres tienen su primer hijo antes de los 30 años, es probable que en el futuro tengan más, por lo que se les otorga un beneficio a aquellas que cumplen este requisito. Dicha política ha conseguido, según la Universidad Central Europea, un incremento de los nacimientos.

Finalmente, la publicación británica señala que las mujeres más jóvenes y aquellas con bajos recursos económicos son más sensibles a los incentivos, por lo cual, la estrategia principal para mejorar la situación de la natalidad pasa por centrar los esfuerzos en ellas.

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